Alexander [18]

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Cuando el show terminó, todos, incluidos nuestros padres, fuimos a festejar todos por la banda.

Al mismo bar de siempre, dónde tenemos tantos recuerdos.

Cuando estaba saboreando la bebida que me habían servido (claramente sin alcohol), Alex susurro:

-Ven conmigo, sígueme a los baños.

Claramente lo seguí.
¿Yo desaprovechar estás oportunidades? Jamás.

Si la vida te da limones, aprovechalos y follate al amigo de tu hermano con el que tienes una relación.

Hacerlo en un cúbiculo en un baño de un bar no es lo mejor que digamos, pero uno gana experiencia.

La verdad, es que se lo había ganado, yo no soy de venderme tan fácilmente para tener sexo, pero como era un día especial, un pequeño regalo no vendría mal.

-Hey-dijo entre jadeos después de eso- Mañana vamos a hacer una fiesta en lo de Jamie, una fiesta muy grande, sus padres nos dejan la casa ya que se van unos días a vistar familiares, Vas a venir ¿Verdad?

-Claro-respondí.

Fue una noche fría, estábamos todos agotados.
Aunque yo no podía dormirme.
Seguramente fue por lo que pasó en el baño del bar.
Pero también algo me inquietaba, era como un sentimiento de que algo iba a ocurrir.

Moví mi cabeza y traté de alejar esos pensamientos, estaba sobrepensando demasiado, culpa de la adrenalina.

Tuve el típico sueño en dónde tu novio se besaba con la rubia de buenas tetas en una fiesta.

Una estupidez, pero aún así una sensación de angustia me despertó en la mañana después de ese sueño.

Y todavía seguía con ese presentimiento extraño.

Todo el día me sentí rara, pero al momento del anochecer en dónde mi hermano y yo nos preparabamos para la fiesta traté de ignorar mis ideas.

Alex, como siempre, nos pasó a buscar.
Llevaba sus típicos jeans, camisetas y su campera de cuero.
El olor a tabaco y los anteojos de sol era infaltable.

Saludó a Matt con un apretón de manos y abrazó, y me besó en la comisura de la boca.
No trato de hacer algo más que eso ya que él se había enterado de que le conté lo nuestro a Matt y él estaría vigilandolo.

A veces, se parecía más a un padre que a un hermano.

Nos fuimos a la fiesta caminando.
Matt y Alex se pasaban el encendedor y reían, pero yo estaba cabisbaja y sumergída en mis pensamientos.

-Heyy Mary, ¿Te ocurre algo? Hoy estás más callada y desanimada-me preguntaba con un tono de preocupación.

-No ocurre nada, estoy bien, tal vez sean las hormonas.-respondí.

Los tres caminamos en silencio.

Matt trató de hacernos reír con un chiste, pero no le salió muy bien.
Yo seguía cabisbaja y Alex preocupado.

Llegamos a la fiesta, que ya había comenzado.

Tan rápido como entramos, los chicos comenzaron a beber y a beber.

El mismísimo Jamie quiso ofrecerme una cerveza, que claramente rechazé, no quería emborracharme estando en la misma fiesta que mi hermano.

Tampoco es que iba a hacerlo.
No me gusta beber en fiestas.

Mi hermano, Alex y Jamie de un momento al otro se separaron.

Y me quedé sola entre la multitud.

Me reencontré con Michael, el metalero de la otra vez.

-Tanto tiempo, ¿Eh?-dijo esa agradable voz.

-Debí de haberte llamado antes, lo siento.-respondí avergonzada, después de ese día en el bar no seguí llamandolo o escribiendole.

-No te preocupes, ahora nos reencontramos, ¿Quieres bailar?

-Esta bien.-sonreí.

Bailamos un buen rato, distintos bailes y ritmos, sorprendentemente para mí, se le daba muy bien eso.

Nos reímos.

-¿Y dónde está tu novio? Es su fiesta, ¿Verdad?

Me di vuelta para buscarlo.
Y me encontré con una no tan agradable imagen.

Estaba besandose y manoseandose con una chica.
Rubia y con buenas tetas.

Me quedé observando.
Michael también observaba.

-Oh, entiendo.-soltó él.

Me rodeó con su brazo y salimos por la puerta.

Nos sentamos en el borde de la calle.

-Tienes un cigarrillo?-pregunté.

-¿No que eres menor?

-Que importa ahora.

Me hizo caso, y me lo dió.

Lo encendí y le di una calada.

Pensaba que Alexander y yo estamos bien.
Que lo nuestro marchaba bien.

-¿Por qué..? ¿Por qué hace eso?-pregunté.

Los dos nos quedamos en silencio.
Y rompí en llanto.

Tuve un deja vú.
Recordaba estar sentada en el borde de la calle, fumando a las afueras de una fiesta en la fría noche, pero no era Michael quién me acompañaba, ese era Alex...

Michael me abrazó, y me besó la cabeza.
Me sentía bien con él.

Me sentía tan pequeña.

Frágil.

Nos quedamos abrazados un buen rato.
Por momentos la ansiedad y el llanto me ganaba.
Pero Michael me hacía escuchar los latidos de su corazón y me tranquizaba.

-¿Te sientes mejor? Va a doler, y mucho.
Cualquier cosa que necesites, solo llámame y estaré ahí.

-Gracias, Mic.

-Nunca nadie me había dicho a sí, es muy dulce ese apodo.-y me abrazó.-Vamos adentro, te llevaré con tu hermano.

Nos adentramos de nuevo en la fiesta.

Alex chocó con nosotros.

-Heyy Mary, finalmente te encontré, ¿Dónde estábas?

-No quiero hablar ahora, Alexander.

-¿Sucede algo?-preguntó extrañado.

-Ella no quiere hablar contigo ahora, la hiciste llorar, está muy triste por tu culpa.-Respondió Mic.

Nos alejamos y fuimos en busca de Matt.

Alex quedó en medio de la sala, rígido.

-Hey Matt, estuve un rato con tu hermana hablando, estaba llorando y no se siente muy bien.

-¿Cómo? Mary, ¿Qué sucedió?-preguntaba alarmado.

No pude responder.

-Ella me dijo que quiere ir a casa, será mejor que te la lleves-aconsejó Mic.

-Esta bien, gracias por avisarme de la situación, te debo una.

Matt le aviso a Jamie que nos teníamos que ir, y que no se preocupara, que continuara la fiesta sin nosotros.

Volvimos caminando en silencio, él me hacía tantas preguntas, pero yo no quería responderlas.

Desde que pasó eso, sentía que estaba en un trance, cómo en un shock.

Llegamos a casa, y me acosté.

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