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El murmullo de voces, mal disimulado, a su lado fue lo que lo sacó de su ensoñación. Era como si intentaran despertarlo a propósito, y su cabeza... se sentía ligera. Tosió cuando intentó formular palabras y sus ojos no parecían poder abrirse, y si lo hicieron, no podía ver nada. Y por alguna razón no le preocupó porque las voces se callaron por un momento y luego una cálida mano se envolvió en su brazo.

"¿Tienes dolor? Puedo llamar al doctor."

Meció la cabeza tan bien como pudo antes de volver a toser cuando abrió la boca. "Agua."

"La están consiguiendo para ti. ¿Quieres sentarte?"

Parpadeó lentamente, tomándose un momento para poder abrir los ojos correctamente. Estaba agradecido de que no hubiera ningún tipo de luz fuerte, sino que la habitación parecía estar a oscuras. En realidad... miró hacia su izquierda a las ventanas abiertas, era de noche. Volteó la cabeza hacia el otro lado, curioso de saber quién era la persona junto a él, solo para sorprenderse al ver a Tyler sentando en la silla al lado de la camilla con un libro en sus manos.

"Bienvenido de vuelta," él dijo con una sonrisa antes de poner el libro en un espacio vacío de la camilla e inclinarse para él. "¿Te sientes bien? Podría llamar al doctor, en serio. En realidad debería hacerlo."

La puerta se abrió rápidamente y Ryan, por alguna razón, se imaginó a Charlie atravesando la puerta para verlo, pero era uno de los hombres de Tyler con varias botellas de agua. Tyler frunció el ceño, mirándolo, pero aceptando las botellas. "Dile que una botella."

El chico no mostró ninguna expresión, solo se retiró hasta estar al lado de la puerta, cruzando las manos al frente. "Lo siento, señor."

"Como sea, ten."

El agua se sintió tanto bien como mal. Su garganta estaba rasposa, como si no hubiera sido usada en días, pero también sintió un gran alivio al mismo tiempo. "Mierda..."

"¿Vas a vomitar?"

"No." Levantó una mano para frotarse la garganta, pero la mano que no sostenía la botella, estaba atada a algo. Una aguja, una intravenosa que colgaba muy cerca de su cabeza. Suspiró y dejó la botella a un lado antes de quitarse la sábana de encima. Tenía una bata de hospital, blanca y aburrida, así que no podía ver nada debajo y no podía decir si tenía algo en el estómago. Pero por la manera en que se sentía cuando se frotó el abdomen, podía decir que era así. Solo por curiosidad, se miró ambos pies antes de moverlos lentamente. Funcionaban bien. De acuerdo. Gruñó cuando intentó sentarse y su abdomen palpitó con fuerza ardiente. "Carajo."

"Solo pide ayuda, te aseguro que no es tan difícil." Tyler le hizo un movimiento al chico en la puerta y se movió hacia el otro lado. Juntos lo ayudaron a moverse a una posición sentada con las almohadas como respaldo. Aun así su abdomen dolió como una perra, pero no se quejó. "¿Mejor?"

Asintió.

"¿Charlie?"

"No lo sé. Con Dean en alguna parte."

Lo miró de reojo mientras se frotaba los dedos en el regazo. "¿Está bien?"

Tyler hizo una pausa antes de contestar con un suspiro. "Está bien. Tuvo una operación menor en la nariz, pero no es nada que no vaya a sanar en algunos días. Deberías estar más preocupado por ti mismo. ¿Recuerdas lo que pasó? Pusieron una bala ahí." Señaló con un dedos el lugar donde le dolía. "Increíblemente cerca de perforarte los intestinos, creo que deberías preocuparte más por ti. ¿Sabes cuántos días has estado en cama? Tres. Estuviste malditamente cerca de caer en un paro cardiorrespiratorio en medio de la operación y lo primero que quieres saber al despertar es dónde está tu jefe."

[GAY] Perfecto CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora