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Cinco meses después...

Recibió un paquete la mañana del último día del año.

Dee estaba con sus amigos y Drake estaban trabajando. Ryan terminó su carrera matutina, fue a entrenar donde vio a Drake llegar y comenzar sus clases, pasó por algo de comida de regreso y cuando llegó al apartamento, encontró una caja forrada con papel navideño. 

Limpiándose el frío de la nariz, Ryan la levantó y entró al apartamento.

La dejó en la sala, diciéndose a sí mismo que no era nada de lo que emocionarse, pero la ducha que tomó fue tan rápida que salió apenas en ropa interior y con el cabello goteando por todo el piso. Tendría que limpiarlo antes de que Dee regresara y comenzara a quejarse. 

Decidió comer primero. En la cocina, lejos de la sala donde estaba la caja, pero apenas pudo probar algo. ¿A quién quiero engañar? La casa estaba sola y nadie podría ver lo miserable que era, lo patético que una simple caja lo hizo sentir.

Así que después de limpiar la mesa y guardar las sobras, fue a donde estaba el paquete.

La rompió con las manos, tirando los pedazos de papel y cartón por todas partes. 

El nombre en la tarjeta de afuera estaba escrito a mano. Un Ryan escrito muy curioso, delicado y bonito, así que no lo tiró con el resto de la caja, lo dejó a un lado y continuó. Encontró un montón de snacks, de todo tipo de sabores, dulces, salados, amargos que eran bastantes para hacerlo quejarse, pero dentro de todo eso también había un suéter con un horrible diseño de un reno montando un arcoíris. Ryan se rió, frotando los dedos por encima de la tela tejida. Después lo puso a un lado y sacó lo que estaba al fondo. Una caja negra más pequeña y envuelta con un lazo.

Solo puedo imaginar que lucirá bien en ti

Te extraño

Sus labios se apretaron mientras leía la nota con la misma letra de la tarjeta con su nombre. La dejó encima de su nombre y miró el contenido de la cajita. Un reloj negro mate con números rojos y manecillas doradas. Eran lo suficientemente grueso para cubrir su muñeca bastante bien. Por supuesto que él elegiría algo tan impresionante, tenía buen gusto. Olía nuevo y costoso, pero no podía rechazarlo. Jamás podría.

Después de acariciarlo y mirarlo por un largo rato, comenzó a limpiar antes de ir a vestirse para salir.

Se miró en el espejo después de colocarse un abrigo encima. Había recortado su barba hace un par de días, después de que Dee comenzara a darle severas miradas fijas y Drake solo hiciera una mueca cuando Ryan se pasaba una mano por la barba. No era que le gustara, o que lo disfrutara, pero solo el pensar en cortarla se sentía como una gran tarea. Estaba deprimido, no era un secreto, pero después de cinco meses, estaba comenzando a sentirse como sí mismo otra vez. Muy, muy lentamente. 

Había ayudado que recibió una nota familiar el mes pasado. Tyler se negó a decirle de dónde había provenido, pero le aseguró que era real.

Charlie.

De donde fuera que estuviera, le había enviado a Ryan una caja llena de snacks igual que esta. Por alguna razón, Charlie había decidido enviarle la mitad de la caja con cosas ácidas, que no era realmente sus favoritas, pero sí las de Dee. Pero comía algunos de vez en cuando, solo porque no podía no hacerlo. Se sentía como un perro rogando por migajas. Lo que fuera, lo que Charlie deseara, él lo tomaría con hambre y necesidad, porque lo extrañaba como si no hubiera pasado un día desde que se fue. 

Pero había llegado en razón consigo mismo. Aceptó que era lo mejor para Charlie, por su seguridad y la de todos. Y estaba bien. Lo poco que podía sacarle a Tyler, decía que estaba bien, seguro y con Dean a su lado. Se dijo a sí mismo que entonces todo estaba bien.

[GAY] Perfecto CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora