Capitulo 2

5.9K 238 3
                                    

Izan:

«Llegando a casa»

Esa fue la respuesta de mi madre cuando le pregunté dónde estaba.

Entonces hice una llamada para que impidieran que alguna foto saliera a la luz.

Y me subí a mi auto.

Tengo la cabeza hecha un lío desde que vi a Rebeca.

Y más porqué al parecer ella ya construyó una familia, es madre y yo ya había imaginado que eso habría sucedido.

Pero, no sé, hay algo que me dice que lo que supongo no es del todo verdad.

Además de que, por alguna razón no me puedo sacar de la cabeza a Ada.

Y menos la posibilidad de que ella puede ser mi hija.

Y el nerviosismo de Rebeca cuando Ada apareció me parece aún más sospechoso.

Todos estos pensamientos me acompañaron en el camino.

Llegue a la casa de mi madre y al parecer Katia también estaba allí.

Katia vive con nosotros desde los 15 años, tuvo un problema con sus padres y la echaron de la casa, mi madre un día la vio y la trajo a casa.

Y desde de ahí se convirtió en mi hermana y en otra hija para mi madre.

Aunque está loca, es diferente y extrovertida.

Y el tema de sus padres, se lo toma a broma.

Bajé del auto y antes de tocar la puerta de la casa de mi madre me tomé un momento para pensar que decir sobre el tema de Rebeca, seguro mi madre me mataría si se entera por otra persona de que nos encontramos.

Pero antes de saber que decir, abrieron la puerta.

—Hola, hermanito —katia me saludó—, sé que no estoy bien vestida pero tampoco es para que estés pálido, y no, ni te atrevas a darme la razón, como hermano tienes que aumentar mi autoestima.

—En primer lugar tú eres la hermanita, eres menor que yo, en segundo lugar no estoy pálido —espero—, y por último tienes demasiado "autoestima" no necesitas más.

—Vale, estás un poco amargado, ¿no?, seguro por el sol, eres tan oscuro que lo brillante te pone de mal humor, vamos, entra. —ignore toda la palabrería que soltó.

Entré y fui directo a la cocina donde seguramente estaba mi madre.

—Buenos días, mamá —la salude con un beso en la mejilla.

—Cariño, buenos días, ¿por qué querías verme con tanta urgencia?

—Seguramente no es por qué te haya echado de menos, mamá —dijo Katia, llegando.

—No empieces, no tienen 16 años, son unos adultos —nos reprendió mamá.

—Bueno, así como que adultos adultos, pues no, yo no se que quiero en mi vida y él hace cinco años, (y ya era un adulto en ese tiempo) fingió una relación, y aunque fue por...

—Katia —mi madre pronunció su nombre con tono de advertencia, como siempre lo hacía cuando mencionaban a Rebeca frente a mí.

—Está bien mamá, al parecer aún se acuerdan de ella.

—Claro, es la chica que te abandonó igual que mis padres a mí.

Sí, a esto me refería.

Mi madre volteó hacia katia.

—¿Qué?, mis traumas, mis chistes —negué con la cabeza, no sé ni porque me sorprende.

Mi madre inhaló y volteó hacia mí.

Seremos felices ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora