Capitulo 8

4.3K 193 1
                                    

Izan:

—Hace mucho que no veía esa sonrisa en ti.

Dejo de sonreír al escuchar a mi madre.

—Vamos, cuéntame, ¿cual el motivo de esa hermosa sonrisa? —no respondo y ella aprovecha para agregar: —¿o quién?

Claro, a eso último le acompañó una sonrisita de esas que significan; «Yo lo sé todo, no puedes mentirme»

Mmmm, no sé a qué te refieres —por supuesto sí lo sabía—, por cierto, ¿no te ha mandado un mensaje Hadley? —cambio de tema y funciona.

—No, ¿por qué?, no me digas que va a regresar y no me avisó.

—Eso exactamente, me dejó un mensaje hace unas horas, vuelve en dos días.

—¡Oh, por Dios! ¿Cómo es posible que yo no lo sepa?, tenemos que preparar una cena para ella.

—Parece que la has extrañado mucho —digo divertido.

—¿Acaso tú no lo has hecho?

—Claro que sí, aunque siempre se burle de mí —ella ríe.

—¿Recuerdas cuando a ella le gustabas?

—Cómo no recordarlo.

Volvemos a reír, y en algún momento se da cuenta de que había cambiado el tema a propósito.

—¡Oye!, ese no era el tema que estábamos hablando.

—Esta bien, ¿qué quieres saber? —accedí, es un caso perdido tratar de ocultar algo a mi madre.

—¿Sucedió algo con Rebeca? —se sienta en el sillón frente de mí.

—Te lo resumiré, ella tenía que entregarme algo del trabajo, estaba en mi oficina cuando la llamaron diciendo que su padre estaba en el hospital, pero ya está bien —agregó antes de que pregunte—, yo me ofrecí a llevarla porque estaba muy nerviosa y ella aceptó, luego fuimos a recoger a Ada a su escuela y hable mucho con ella, es una niña muy inteligente y brillante, habla demasiado pero es muy agradable... no sé cómo explicarlo es una niña de la que te encariñas fácilmente.

—Entonces los motivos de tu sonrisa tienen nombres y apellidos —ella sonríe—, dijiste que no te querias hacer ilusiones.

—Así como hace cinco años dije que no quería tener hijos y también dije que nunca me enamoraría de Rebeca y lo estuve.

—¿«Enamoraría»? ¿Ya no? —su pregunta me toma desprevenido.

—¿Qué?

—Qué si ya no quieres a Rebeca.

—Mamá, aunque Rebeca estuvo muy poco tiempo en mi vida, ella fue importante, entonces, ¿cómo no voy a quererla?

—No, sabes que no me refiero a eso, sé que fue una parte importante de tu vida, de algún modo te ayudo a entender que en un momento la vida se nos va de las manos, y volviste a ser el mismo de antes, pero a lo que me refiero es en si la quieres en el aspecto romántico.

Suelto un bufido un poco frustrado.

—Dimelo tú, tú ya te has enamorado así que tal vez entiendas por qué desde que volvió no puedo dejar de pensar en ella, por qué no puedo parar de imaginar que en algún momento me diga que tuvimos una hija, por qué sueño con que en algún momento podríamos formar una familia, y porqué cada vez que me despierto lo primero que viene a mi mente es ella, sus ojos, su cabello, su rostro, todo ella, ¿entonces qué crees?

—Creo que, tú sí sabes esa respuesta, pero tienes miedo de aceptarla —trata de sonreír, sé que le emocionó escucharme hablar así de alguien.

En especial porque nadie, ni yo me imaginaba que en algún momento lo iba a hacer.

Seremos felices ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora