Rebeca:
—Ada, se está haciendo tarde —me pongo las zapatillas rápidamente, ¿cómo es que nos levantamos más temprano y vamos a llegar tarde?
—Ya estoy —corre al sillón y toma su mochila.
—Pues vámonos —tomo mi cartera y mi abrigo, salimos de la casa y subimos a mi auto.
Minutos después estamos llegando a la escuela de Ada.
Bajamos del auto y la acompaño hasta la entrada, me despido de ella y al girarme me encuentro con alguien a unos pasos de distancia de mí.
—¿Cómo has estado, Rebeca? —esboza una repulsiva sonrisa en su rostro.
No me puedo creer que haya regresado.
—No me digas que se te ha vuelto a acabar el dinero, oh, cierto, no te puedes acabar algo que no es tuyo, no me digas que la pobre señora que estuvo contigo ya se dio cuenta de que no vales la pena —su cara se torna roja, está enojado pero a mí no me importa.
—¿Así que has vuelto?, me tachas a mí de interesado y tú también lo eres, has vuelto para sacarle dinero a mi hijo.
—Creo que me estás confundiendo contigo, Ruberto, fuiste tú quien vino hace cinco años pidiendo dinero, no te bastó haber tratado de secuestrar a tu propio hijo cuando tenia 15 años, para después haber venido a pedir perdón solo para que él te diera dinero, le reclamaste ser un mal hijo cuando tú ni siquiera has sido un padre, lo abandonaste, no solo a él, también a Zuri.
—Hablas mucho, querida, además eso no es un tema importante ahora, por lo que veo ya eres madre, eh, ¿es hija tuya o también es de mi hijo?
Maldita sea, vio a Ada.
Aprieto los labios sin responder.
Y él empieza a reír.
—Es eso, ¿tengo una nieta?, no sabes cuánto me gustaría conocerla.
—No te atrevas a acercarte a mí hija, porque si lo haces te juro que te vas a arrepentir, ¿me escuchaste?, ¡No te atrevas!
—Yo que tenia la esperanza de que me recibieras mejor que mi hijo, hubieras visto su cara ayer, por cierto, tengo que irme a otro lugar solo pasaba para ya sabes, saludar a conocidos, pero muy pronto nos volveremos a encontrar.
Trato de tranquilizar mi respiración mientras se aleja.
No entiendo cómo demonios él puede ser el padre biológico de Izan, es un imbecil y cobarde.
Subo a mi auto, tengo que llegar a la empresa y ver a Izan.
°°°
Entró a la oficina y en recepción me encuentro con un compañero.
—¡Hey, Rebeca! —me saluda mientras espero el elevador, cuando por fin llega él entra también—, por cierto, hoy vamos a salir algunos del piso a tomar, ¿te apetece?
—Lo siento, pero la verdad no creo que pueda.
—Bueno, puedes confirmar más tarde —llegamos al piso donde trabajamos—, tú primero.
—No, no es necesario, yo voy al piso de la presidencia.
—¿Tienes un problema o algo?
—No, no es eso —espero impaciente a que salga y cuando al fin lo hace, presiono el botón para que me lleve al piso de Izan.
Camino por los pasillos hasta llegar al escritorio de Katia.
—¡Rebeca! ¿sucede algo?
—No, solo tengo algo que hablar con Izan —le digo calmandola.
ESTÁS LEYENDO
Seremos felices ✔
RomansaRebeca Walsh, es diseñadora de joyas y vuelve a su país natal después de pasar casi cinco años en Brasil. Izan Roberts, es dueño de una empresa de joyas, y un hombre que dijo que no quería una familia y menos hijos. Izan y Rebeca se vuelven a encont...