La enemistad entre Harry y Amara no era fácil, no cuando todo había comenzado por un pequeño mal entendido y menos cuando el mejor amigo de ambos era Mitch Rowland.
Y si a Harry no le agradaba mucho Amara, ¿Entonces por qué escribió tantas cancione...
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Harry Styles
Ese día le pedí a Amara que se quedara en la casa, insistí que podía ser por el tiempo que ella estime necesario. Como respuesta recibí un asentimiento de cabeza y una sonrisa torcida de su parte.
Insistí también para que me deje pagar por un servicio de grúa para ir en busca de su auto, el cual había quedado en el puerto el día anterior. Por otro lado pero no menos importante, junto con Mitch nos ofrecimos en ir en busca de sus cosas personales al departamento ya que era lógico que el miedo todavía esté presente en su sistema luego de los acontecimientos ocurridos.
Ella accedió al cabo de un rato, quedando sola en mi casa en compañía de Sarah.
—Toda esta situación es una mierda— Mitch suspira cuando entra al departamento de Amara primero que yo.
Ambos nos quedamos un momento de pie en la sala de estar, inspeccionando por algún movimiento en el lugar, y cuando confirmamos de que no había nadie, caminamos en dirección hacia la habitación de Amara.
Un escalofrío recorre toda mi espina dorsal en tan solo recordar lo que vi cuando crucé la puerta: en el grito de dolor, en la mirada llena de miedo y tristeza por parte de la chica.
—Hagamos esto rápido— habla Mitch con voz cortante, tomando en sus manos la botella de whiskey vacía que seguía tirada en el piso.
De forma muy disimulada me dedico a inspeccionar la habitación de Amara Willson, dado que la última vez ni siquiera me preocupé en hacerlo.
Era normal pero acogedora, con colores claros y decoraciones minimalistas. Tenía una que otra planta en las esquinas y cuadros pintados con acuarelas colgados en las paredes.
Observo en como Mitch con suma confianza abre las puertas de su armario y comienza a sacar prendas de él para luego guardarlas en el bolso. Vi en como tomó también ropa interior, cargador de celular, su computadora y otros cables.
Dejo que siga lo suyo y entonces me dirijo nuevamente hasta la sala de estar, todo parecía tan ajeno pero a la vez tan cómodo. El espacio tenía la esencia de Amara por todos lados.
Me acerco hacia el ventanal que daba vista a la calle principal, viendo de paso la taza se café a medio tomar que estaba sobre la mesa se centro, la cual tenía la marca de un brillo labial rosado al borde de ésta.
—Creo que esto es todo— dice Mitch llegando a mi lado— He guardado lo que creo que necesitará.
—Olvidas eso— apunto hacia la esquina de la sala, en donde había uno que otro lienzo en blanco y al lado muchas acuarelas y pinceles ya usados.
No sabía cuánto tiempo Amara se quedaría en mi casa, lo único que sabía es que estaba claro que ella no volvería a la suya por al menos un par de días debido al miedo y la incertidumbre de volver a encontrarse con el idiota que tenía como ex novio.
