Sempiterno: que durará siempre, que habiendo tenido un principio, no tendrá fin.
Meira Bravo es lo conocido como una Kook, pero lo cierto es que ella no cree pertenecer a ese grupo, a ninguno en realidad. Sin si quiera buscarlo encontrará su lugar...
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"No mires demasiado profundo en sus ojos de angel"
— ¿Has pensado en volver al instituto?
— No. — respondió Meira sincera. — Quizás para el año que viene, aún no he pensado en ello, ¿por qué?
— He estado buscando algunos buenos institutos para que regreses. — le extendió algunos folletos que Meira tomó desconfiada.
— ¿Por qué querría cambiar de instituto? — preguntó. — Si vuelvo será al de siempre.
— Dale una oportunidad a estos, quizás te venga bien un cambio de aires.
Meira miró cada uno de los folletos que su abuela la había entregado, leyó y releyó lo que ponía en ellos incrédula.
— ¿Un internado? — preguntó. — Tienes que estar hablando el broma.
— Creo que puede ser una buena oportunidad. No quiero volver a irme y dejarte sola.
— Lo último que necesito después de todo lo que ha pasado, lo último que necesito es irme.
— Ni si quiera le has dado una oportunidad. Cariño, piénsalo bien. — le pidió. — Es una buena oportunidad para tu futuro. Deja de comportarte como una cría.
— No estoy lista para volver a clase, y mucho menos a un internado. — se defendió Meira. — Aún no se que es lo que quiero para mi futuro, déjame tiempo para poder pensarlo.
Dos golpes en la puerta interrumpieron la conversación, Meira vio a Cleo y a Pope asomados por el cristal. Dio una mirada a su abuela y otra a sus amigos.
— Tengo que irme. — se levantó.
— Meira, ni se te ocurra.
La castaña hizo oídos sordos y salió junto a sus amigos.
— ¿Qué pasa, chicos? — tomó a ambos del brazo y caminó con ellos lejos de su casa.
— ¿Aún tienes la foto que sacaste en casa de Singh? — preguntó Pope.
— Sí, claro. — sacó el móvil de su bolsillo y la busco en la galería.
— Gracias. — Pope le arrebató el móvil de las manos y se fue corriendo.
— Vale... — murmuró viéndole irse.
Meira no quiso seguir a Pope, no tenía la cabeza como para averiguar lo que sea que estuviese tramando, ya se enteraría en otro momento.
Fue hacia la costa de la zona Kook, allí había varios restaurantes con mucho ambiente. Recordó que su móvil lo tenía Pope y que no se había llevado nada de dinero. Aún así, se acercó a la barra para pedir una cerveza.
