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Meredith POV.

¿Crudo y excitante placer? Addison, sólo puede estar jugando cruelmente conmigo. Estoy de pie a mitad de las escaleras lista para nuestra primera cita, vistiendo un ajustado y provocador traje femenino y ahora mis bragas de encaje están más qué arruinadas por escuchar su ferviente declaración. ¿Ella no podía esperar a terminar la noche? Porque en verdad tardé demasiado arreglándome para gustarle y hacerla volverse totalmente loca por arrancarme la ropa. Pero sí Addie ya está así por mí, no voy a quejarme por unas bragas húmedas y tan pegadas a mi centro, cuándo parece qué la hermosa doctora Montgomery las rasgará de mi entrepierna al final de nuestra cita, o quizás antes, sí es qué tengo suerte.

Definitivamente hoy es un gran día para ser Meredith Grey, pienso llena de lujuria al imaginar esas largas y torneadas piernas qué se dejan ver por su ajustado vestido alrededor de mi cintura mientras la llevo a la cama para hacerla tan mía qué nunca más gimirá otro nombre qué no sea Meredith.

Gimo sin aire al imaginar la escena y sencillamente no puedo desear qué pase el tiempo lo suficientemente rápido para hacer lo qué tanto deseo con Addison, y eso es hacerla completamente mía.

La hermosa pelirroja advierte mi presencia más allá de la vista de mi amiga, Cristina y sí creí qué estaba arruinada por mí necesidad por Addie, ahora qué sus ojos están clavados fijamente en los míos, perdí totalmente la capacidad de razonar en algo más qué no sea cuánto la necesito a ella entre mis piernas dándole algo de alivio a mi palpitante y sensible clítoris.

- Doctora Grey.- jadea ella, mientras su penetrante mirada recorre una y otra vez todo mí cuerpo.

Un escalofrío me recorre por completo ante su crudo tono y sólo puedo felicitarme por la elección de mi ropa, porque a mi pelirroja parece encantarle todo lo qué ve.

- Doctora Montgomery.- murmuro en el mismo tono, llamando su mirada de vuelta a mi cara.

Y a pesar de la distancia qué nos separa, puedo jurar qué desde mi lugar escucho el fuerte sonido que su garganta hizo al tragar y saber que ella está babeando de deseo al verme, hace maravillas en mi autoestima y en mi orgullo, porque qué una mujer tan hermosa cómo Addison me anhele, debe ser lo más excitante qué me ha pasado en la vida; así qué quizás "Crudo y excitante" Sea una buena definición de la historia qué quiero escribir a gemidos y sonrisas con Addison.

- Oh vamos.- bufa burlona Cristina.

Parpadeo sin comprensión hacia ella, perdiendo lamentablemente la lujuriosa mirada de Addison sobre mi cuerpo, sólo para encontrar a mi mejor amiga y compañera de casa mirando de Addie hacia mí cómo sí fuésemos dos locas frente a ella.

- No pueden estarse comiendo con la mirada y luego llamarse con su apelativo profesional, ¿Qué no saben coquetear o qué?- nos cuestiona burlona y sólo quiero qué me trague la tierra por la pena qué me está haciendo pasar mi amiga ahora.

- ¡Cristina!- la regaño con fuerza, empezando a bajar las escaleras con rapidez, bajo la mirada divertida de mi amiga y ni siquiera quiero ver cómo está Addison, porque sí veo una sola pizca de burla en sus ojos, qué hasta hace unos segundos me miraban con tanto deseo, juro qué regresaré a mi habitación y no saldré nunca más de ahí de la vergüenza, a pesar de qué tener una cita con Addison es todo lo qué he podido querer desde qué tuve la suerte de conocerla.

- Es la verdad, Mer, porque aquí tú cita.- responde, señalando a Addie con la mirada. - Acaba de hacer una declaración nada santa sobre sus intenciones contigo.- murmura volviendo su mirada a mí y tengo miedo de la expresión que me lanza porque definitivamente Cristina con sólo abrir la boca puede cavar mi profunda tumba porque ella es la única qué sabe la profundidad de mis deseos por Addison. - Y mejor no menciono todo lo qué tú me haz dicho, Mer, porque ahí sí me condenaría a presenciar un descontrolado y pasional encuentro entre ustedes y aunque ambas están muy calientes, ninguna de las dos es mi tipo, así qué ya se pueden ir a su cita y ser muy gays en otro lado muy lejos de aquí.- indica burlonamente y lamento haberme echado algo de rubor en mis mejillas, porque debo estar roja cómo un tomate después de sus palabras.

SUCKER FOR YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora