SUCKER FOR YOU

XII.

Addison POV.

Los labios suaves de Mer, se mueven al compás de los míos, como una tierna caricia tan bienvenida para mí y todos los sentimientos que parecen desbocarse cuando se trata de la linda rubia bajo mi boca; y podría jurar que este nuevo beso es tan contrastante a todas las caricias y los besos tan fervientes y apasionados que tan bien pudimos darnos en el cómodo baño del restaurante, mientras la hice tan mía como quería hacerlo desde que la vi tan hermosa en esas largas escaleras de su casa y si soy algo honesta conmigo, he querido tomarla mucho antes de eso, porque definitivamente tendría que estar completamente ciega para no querer a Meredith Grey conmigo para siempre.

Casi podría desear permanecer entre sus labios toda nuestra vida, pero se me hace imposible cumplir mi deseo con Mer tomando todo el aire de mis pulmones con sus sensuales besos. Muerdo su labio inferior delicadamente con mis dientes, haciéndola gemir debajo ente mi boca, antes de separarnos lentamente, hasta terminar con un beso que tanto quisiera continuar. Siento mi corazón palpitar alegremente en mi pecho mientras regreso a mi asiento, enfocándome únicamente en los ojos cerrados de mi rubia, que parecen totalmente soñadores como si aún pudiera sentirme unida a ella. Una sonrisa nace en mis labios ante ese pensamiento porque a pesar de todos nuestros besos y de haberla hecho tan mía hace unas horas, aun no creo la enorme suerte de tener a Meredith totalmente para mí, más con todo lo que debería separarnos y hacernos sentir tan contrariadas por la otra, pero ahora que sus palabras de amor están tan frescas en mi memoria y que las mías aún se sienten grabadas sobre mis labios en respuesta, me hace dar cuenta de que esta es mi realidad y a pesar de que no vine a Seattle para enamorarme perdidamente, me alegra cómo resultó todo porque es absolutamente perfecto tener el cariño de Mer, junto a todo su deseo y la pasión de su cuerpo totalmente entregados para mí.

Ella parpadea tranquilamente frente a mí, tratando de enfocarme enseguida mientras su lengua recorre sus labios como si con esto tomara cada rastro de mi para ella y la sola vista, manda un tirón de placer entre mis piernas, que se sienten extremadamente cálidas y húmedas bajo la penetrante mirada de Mer y el caluroso recuerdo de su cuerpo bajo mis dedos y el conocimiento de lo mucho que ella disfruta mis besos, porque su sonrisa torcida al verme removiéndome incómoda y apretando mis labios con mis dientes, le deben dar cuenta de lo tan afectada que estoy por ella y aunque jamás me ha gustado verme tan descontrolada por alguien, no puedo evitar ponerse ante Mer, porque tendría que estar muerta para no perderme en todos los deseos que me provoca y que me vuelven una temblorosa mujer totalmente atrapada por mis bajos instintos y habiendo probado tan solo una vez su hermoso cuerpo, solo quisiera saciar cada uno de mis más primitivos instintos con Meredith Grey y por la lujuriosa mirada de la que soy prisionera, sé que ella quiere exactamente lo mismo que yo.

- ¿Me llevarás a casa esta noche?- pregunta en un tono tan provocador, que juro que sí no estuviéramos rodeadas de tantas personas, me lanzaría sobre ella para demostrarle cuan encantada estoy con todas sus burlas.

Aprieto mis piernas debajo de la mesa, gimiendo por lo bajo por todo lo que quisiera estar haciendo con mi hermosa cita, bajo su atenta y penetrante mirada, que se amplía cómicamente al darse cuenta del inapropiado movimiento que hago; del cual no puedo sentirme nada culpable por todo el alivio que provoca la fricción de mis piernas sobre mi centro tan húmedo por ella.

- Porque muero por tenerte debajo de mí cuerpo, Addie.- confiesa susurrante, cómo sí fuera su mayor secreto para contar, mientras sus labios se amplían insinuantemente a la par de sus ojos que lucen llenos de lujuria, en la que quisiera consumirme para siempre. - Es todo lo qué he querido desde qué te conocí.- murmura con toda la intensión de volverme loca y por supuesto lo consigue.

Gimo por lo bajo totalmente de acuerdo por su apreciación porque no hay nada que deseé más que eso, después de tomarla tan fuertemente como lo hice en aquel baño.