XIV.

382 60 72
                                    


Addison POV.

¿En qué maldito momento toda mi suerte se fue por el caño? ¿Cómo pasé de sentirme levitando por los pasillos del Hospital por la sensual noche qué disfruté con mi novia, a estar siendo estrujada con fuerza en lo brazos de Mark? No puedo empezar a responder eso porque absolutamente no hice nada malo desde qué Mer y yo nos enredamos tantas veces en varias y de tan placenteras formas; cómo para qué ahora tenga a mi ex amante aferrado a mi cuerpo cómo sí fuese suyo para tomar; cuándo nada podía estar más alejado de la realidad, porque sí antes no lo consideré cómo una opción romántica para mí, ahora qué tengo a la mujer más hermosa, inteligente, absurdamente sensual y tan apasionada al punto de tenerme al borde de la locura por ella, Mark Sloan no tiene ni la más mínima oportunidad conmigo.

Esto definitivamente no puede estar pasándome a mí, ¿Verdad? Ya suficiente tenía con Derek fastidiándome cada dos segundos por los pasillos del Hospital, buscando qué me fuera de aquí para dejarle el camino libre hacia Meredith, cómo sí fuera tan estúpida para hacerle un favor a él, luego de comportarse cómo un completo imbécil conmigo, y cómo sí Meredith pudiera volver a mirarlo luego de hacerla tan mía, cómo ya tuve el placer de hacer.

Pero ahora no sólo tengo qué calarme a mí tonto ex esposo, qué sigue acosando a mi novia, para mí completa furia; sino qué además tengo qué aguantarme la presencia de Mark, susurrándome insinuaciones al oído qué definitivamente no pretendo seguir, no cuándo conocí el paraíso entre las piernas de Meredith y encontré la gloria besando sus dulces labios.

Oh, Mer, mi linda Mer, sí me hubiera quedado en la cama contigo, abrazándote con fuerza con mí cuerpo desnudo, no estaría aquí envuelta entre éstos brazos que no quiero, ni sintiendo en mí una aroma distinta a la tuya.

Pero respondí esa llamada para esa cesaría de emergencia y ahora estoy aquí en medio del Hospital atrapada con Mark, y sólo desearía tener la fuerza suficiente para alejarme enseguida de su firme agarre, porque simple y sencillamente no es su cuerpo el qué quiero pegado al mío; pero no ayuda a mis deseos, el hecho de qué me haya tomado tan de sorpresa su presencia en Seattle, porque recuerdo haber sido dolorosamente honesta con él sobre lo qué en mal día tuvimos hace ya tantos meses atrás; incluso mucho antes de llegar a esta ciudad, qué aunque no lo esperaba, me hizo conocer y enamorar de la mujer de mí vida.

- Addison, no sabes lo feliz qué estoy de estar aquí contigo.- confiesa en tono alegre.

Mark, se aleja un poco de mí, aflojando al fin su agarre sobre mí cuerpo y qué aprovecho sin dudar dando un paso hacia atrás.

- Cuándo supe qué te habías divorciado de Derek, me hiciste el hombre más feliz, Addie.- murmura enfocado únicamente en mis ojos, qué no se dejan afectar ni un instante por el brillo de ilusión en ellos.

- No me divorcié por ti, Mark.- le digo tajante, borrando la fantasiosa sonrisa en sus labios.

- Lo sé.- susurra abatido. - Pero ahora eres libre y vine a Seattle para conquistarte Addison, porque sé qué soy el hombre qué necesitas para ser realmente feliz.- dice recobrando toda su seguridad.

Su declaración casi me hace doblar los ojos por la osadía de creer semejante estupidez, cómo sí yo necesitara a un hombre para ser feliz, cuándo sé bien qué sólo necesito y quiero a Mer en mí vida para siempre.

Y estoy a punto de decirle qué tengo una hermosa novia, que me tiene completamente loca y deseosa de ella y qué absolutamente no pienso dejarla escapar de mí lado; sin sentir ni un ápice de pena por quebrar las cantidad de ilusiones qué se hizo Mark al imaginarse teniendo una relación conmigo; cuándo siento una delicada mano abrazándose con fuerza mí delgada cintura.

SUCKER FOR YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora