Capítulo 99

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"Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni cultiva la amistad de los blasfemos..."

Kassel miró a Inés sentada a su lado, luego miró de nuevo al sacerdote que presidía la misa, pero eventualmente, sus ojos volvieron a Inés.

Reflexivamente se dio cuenta que Inés había resultado ser más fiel de lo que pensaba, por lo que desde que llegaron a Calestera, asistían todas las semanas a misa en familia. Entonces, no era la primera vez que veía a Inés usando el breviario. Kassel, conscientemente, bajó los ojos a la Biblia en sus manos.

"... El orgullo es el precursor de la destrucción, y un corazón altivo es el precursor del tropiezo."

Al igual que con la Biblia, Kassel tampoco podía seguir el ritmo de ninguno de los sermones del sacerdote.

Orgullo, corazón altivo...

¿Había sido él un hombre demasiado arrogante que había caído en el quicio de este matrimonio? Después de todo, siempre había dado por sentado a Inés Baleztena. Tragándose los sermones, tratando de aprender una lección que no funcionaba, los ojos de Kassel volvieron hacia ella nuevamente.

La luz de las vidrieras se derramaba sobre su cabello negro, tan negro como el ébano, y el velo blanco que llevaba con reverencia, tan similar a la espectacular y brillante vista de ella con un velo de novia cuando entró a la misa nupcial.

Kassel seguía distrayéndose con pensamientos vulgares en los que Inés lo montaba solo usando un simple velo.

'Loco bastardo.'

Era espeluznante sentarse en medio de la capilla y soportar una erección. Inés lo miró como si hubiera notado algo extraño. Era demasiado gentil en comparación a su permanente personalidad huraña, pero a su vez, en comparación a con las mujeres comunes y corrientes, aquellos ojos verdes definitivamente lucían diferentes de una estación a otra, y por alguna extra razón, Kassel no se atrevió a mirarla a los ojos.

Porque Kassel Escalante se sintió infinitamente avergonzado por tener una erección en una santa misa.

"¿Qué pasa?" preguntó en silencio apenas vocalizando cada letra con sus labios. La mirada de Inés rápidamente olvidando su interés en él.

Gracias a Dios.

Aun así, hacer contacto visual era doloroso.

Y desde ese día, fue una lucha para Kassel poder hacer contacto visual con Inés, como un chico que persigue a la chica del que se ha enamorado por primera vez, mientras sufre la doble presión del deseo que ya no puede controlar, ni siquiera con un entrenamiento intenso.

Estar cómodos el uno con el otro era el mayor logro que había obtenido durante todos esos meses en los que había vivido con Inés en Calestera, se sentía como si estuviese retrocediendo en el tiempo.

"¿Dónde diablos estabas?"

"Capitán Escalante, estaba preocupado porque últimamente no he podido verlo. Al principio, me preocupaba que pudieras estar mal..."

"No importa cuán grandes sean tus deberes oficiales, siempre asistes a misa".

"Pensé que estabas de vacaciones en Mendoza. ¡Y ahora me sorprendo a saber que ya estabas de regreso en Calestera!"

Fue justo después de que terminara la misa, y a escondidas olfateando el perfume de Inés, que Kassel junto a ella salían de la capilla y fue interceptado por las hijas de los oficiales que acudieron en masa a él como nunca antes. Fue una ofensiva coordinada, como si hubiera sido tejida deliberadamente.

El anill0 r0t0: De t0d0s m0d0s este matrim0ni0 fracasaráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora