De ninguna manera.
La extraña sonrisa de la marquesa brilló en su mente por un momento. La mayoría de las residencias de oficiales de alto rango se concentraban en esta calle, y la residencia del marqués Barca también estaba ubicada a pocos pasos de distancia.
Kassel entrecerró los ojos y cruzó la calle.
Pudo reconocer al instante la parte posterior de la cabeza de Raúl Balán, incluso mientras montaba a caballo. Se lp había pasado mirándolo durante tanto tiempo, por lo que ya era natural, y sumando su buena vista, era claro que se trataba de Balán.
Y mientras él pasaba entre marinos montados sobre sus caballos y carruajes militares, la espalda de Raúl Balán desapareció como una rata escurridiza.
¿Sería que la marquesa lo había atrapado en su camino y ahora estaba huyendo? Kassel finalmente volvió sus ojos donde se suponía estaba Raúl.
"¿Dónde se fue?" pero Raúl ya había desaparecido sin dejar rastro.
Un poco sorprendido por la inesperada habilidad y la diligencia de sus pasos, Kassel comenzó a sospechar ¿Por qué se escondería después de encontrarse con él en esta calle principal? E incluso si realmente había querido esconderse, al final no serviría si supiera que Kassel lo había encontrado.
¿De verdad no lo había visto?
Quizás la distancia podría dificultarlo, una persona promedio no sería capaz de reconocer a otra de un vistazo, por lo que fue fácil asumir que pudo haber sido así, pero con aquella actitud de aparecer y desaparecer como un criminal, se le hizo difícil de creer.
Kassel miró en silencio la residencia del coronel Noriega al otro lado. Era como ser perseguido por un detective.
¿Lo estaba espiando? ¿Qué estaba tratando de encontrar?
No había ninguna razón para que Raúl lo vigilara, así que resoplando, Kassel regresó al cuartel. Pero entonces de repente...
"Acaso..."
La duda cayó sobre él.
Raúl Balán era el sirviente leal de Inés y estaba un poco loco. Y Kassel Escalante, cuya historia de libertinaje era muy conocida, además la mujer que iba en el carruaje de regreso a Noriega no era otra que una mujer que había albergado por años sentimientos hacia él. Eso era claro ante la vista de muchos.
"Podría ser..." Era una conclusión que podía cuestionarse lógicamente.
Y aunque era un poco presuntuoso, ciertamente, era algo que Raúl Balán haría, sin el consentimiento de Inés.
Kassel no dudó de Inés ni por un momento, concluyendo que esto solo era un crimen de un perro leal que solo era grosero con los demás.
La imagen de Inés en la gran capilla volvió a su mente. Su rostro brillante e indiferente. El mundo era mucho más hermoso con aquella expresión en su cara, la cual decía no importarle nada.
No había forma de que una mujer como ella pudiera tener algo que ver con una situación tan sucia como esta.
Fue una sensación natural que lo hizo sentir afortunado, pero a su vez, lo hicieron sentirse arrepentido, sobre todo porque a él también le hubiera encantado seguirla.
Pero además, si ella tenía dudas sobre él, porque no solo se enojaba y lo encaraba.
Entonces bien podrían empezar una pelea que acabaría en reconciliación. Y de solo imaginarse gruñendo, arrancándose la ropa y rodando sobre la cama lo hicieron sentirse como si estuviera de tener una erección en medio de la calle.
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El anill0 r0t0: De t0d0s m0d0s este matrim0ni0 fracasará
RomantikCuando Inés, de seis años, vio al apuesto heredero de la Casa Escalante, rápidamente lo convirtió en su prometido. Dado que los hombres nobles son todos iguales, pensó que también podría elegir uno bonito. ¡Pero Lord Carsen aún no está listo para es...