Infarto

168 11 0
                                    

A la semana siguiente los padres de Leticia se habían regresado a su casa, mientras que don Fausto se había quedado por unos días más. Era miércoles y todo transcurría bajo la más calmada normalidad. Lety había ido a dejar temprano a Isma al colegio y se había ido luego al restaurante, tenía unas reuniones con unos proveedores que no podía aplazar. Fernando como todos los días hacía teletrabajo, y don Fausto había salido a caminar por el residencial.

Luego de varias reuniones, Lety había regresado a la casa. Ya Zaida tenía preparada la comida por lo que fue a tocarle la puerta a don Fausto para que comieran juntos antes de ir por Isma al colegio.

Toc, toc, toc

L- don Fausto, ya llegué, Zaidita ya tiene la comida lista, venga a comer conmigo.

Fa- ya voy mi niña, espérame en la mesa, ya llego.

L- muy bien, no se tarde que tengo hambre jijiji

Z- señora ¿sirvo los dos platos?

L- sí Zaidita, por favor, ya mi suegro viene a comer.

Z- muy bien.

Fa- mmmm aquí huele delicioso, de verdad que en esta casa siempre se come bien jaja.

L- venga siéntese don Fausto, que Zaida preparó un manjar.

Z- aquí están los platos, espero les guste, con permiso.

L- muchas gracias.

Fa- cuéntame Leticia, ¿cómo te has sentido con Fernando cerca?

L- cof cof cof - no espera tener esta conversación con su suegro, solamente había hablado de esto con su madre, Caro y su psicóloga - y ¿a qué se debe la pregunta suegro?

Fa- ay hija, pues que quiero saber si estás feliz, si te sientes cómoda, si ya por fin le vas a dar una oportunidad a ese pobre muchacho que se muere por ti.

L- p p p pues me he sentido bien don Fausto, ha sido como retomar una amistad que se quedó en pausa por muchos años, se siente tan natural que hasta parece que el tiempo no hubiera pasado, Fernando es más maduro que cuando trabajábamos en Conceptos, pero en el fondo sigue siendo el mismo hombre histérico y neurótico del que un día me enamoré.

Fa- no contestaste mi pregunta ¿cuándo le vas a decir que sí? aquí ya todos queremos que haya una boda, a Ismael le urgen hermanos, y a mí una nieta igualita a ti no me caería nada mal - decía con una gran sonrisa en la cara y con esos ojos pícaros de niño travieso iguales a los de su nieto cuando quería algo.

L- ay don Fausto, pero que cosas dice, yo ya estoy muy vieja para tener hijos, tengo casi 40 años, además Fernando no me ha vuelto a mencionar nada sobre sus sentimientos, a lo mejor y solo quiere quedarse siendo mi amigo.

Fa- Leticia por Dios, si ese hombre se muere por ti, está perdidamente enamorado, todos lo sabemos, mira la forma en la que te procura, te cuida, se preocupa por ti y por tu hijo, juega con él, se sienta a hacer las tareas con Isma, eso no lo hace un hombre solo por amistad, sino porque siente amor, por ti y por tu hijo. Fernando los ama, y si no se ha atrevido a acercarse más a ti es porque está respetando tu decisión de darte tiempo y espacio, él mismo nos dijo a tus padres y a mí que no quiere presionarte y que no piensa hacer nada que pueda generar tu desconfianza, no está dispuesto a perderte de su vida por nada del mundo. Él está consiente que una vez elegiste a Aldo antes que a él y aceptó tu decisión, pero ahora es distinto, no existe otro hombre en tu vida, bueno que yo sepa, y él está dispuesto a todo por ti.

L- no claro que no existe ningún otro hombre en mi vida, sabe, el día de la carrera este par de hombres - refiriéndose a su hijo y a Fernando - me estaban celando con uno de los vecinos, ¿lo puede creer?

¿Qué será de nuestro amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora