Luna de miel

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Fernando había planeado un viaje en el que aprovecharían los paisajes que brindaba aquel país tan maravilloso que era Canadá. Pasarían los días esquiando, en montañas llenas de nieve.

L- Fernando este lugar es hermoso, nunca había venido aquí, es precioso.

F- que bueno que te gustó Lety, quería que nuestro viaje de bodas fuera inolvidable y que estos días que estemos aquí juntos los disfrutemos mucho.

L- estoy segura que así será, ya han pasado 3 días y me siento muy feliz, aunque extraño mucho a Isma, nunca me había separado de él, sé que está bien, pero me hace mucha falta.

F- yo también lo extraño, lo bueno es que ya en unos pocos días estaremos los 3 juntos de nuevo.

L- amor, mmmm en verdad ¿no tienes problema con irte a vivir a la casa? Sé que Isma dijo que se quería quedar ahí, pero entiendo si por alguna razón tú te sentirías incómodo o preferirías que buscáramos otro lugar.

F- yo no me sentiré incómodo amor, sé que esa casa es el hogar que ustedes han formado, solo una vez dormí ahí, pero cada vez que voy en ese lugar se respira paz y armonía y yo no sería capaz de quitarles eso, ¿o es que tu prefieres mudarte?

L- no, yo amo mi casa, la construimos con tanta ilusión y es la casa que ha visto crecer a mi hijo que la verdad si prefiero que nos quedemos ahí, aunque sí debo decirte que hice algo, que espero que esté listo para cuando regresemos.

F- no te entiendo, ¿qué hiciste?

L- mandé a cambiar la cama, la cama que estaba en mi cuarto era la misma que habíamos comprado hace 15 años, nunca se cambió y cuando enviudé la dejé igual, pero no me parece apropiado que tú y yo durmiéramos en esa cama, hubiera sido un poco extraño la verdad jiji, entonces le pedí a Caro que me ayudara a remodelar la habitación y a cambiar la cama, quiero que te sientas cómodo en la casa, que ahora es nuestra casa, nuestra habitación y nuestro hogar.

F- muchas gracias Lety, la verdad sí lo había pensado, pero había preferido no decirte nada, no sentía como si pudiera opinar...

L- Fernando, está ahora también es tu casa, por favor siéntete en la libertad de opinar y decir lo que no te gusta, ahora somos una familia y aunque llegues como "nuevo" a la casa, también es tu casa.

F- gracias Lety, en verdad lo aprecio.

Había llegado la última noche que pasarían en aquel paraíso terrenal y regresarían a México con su hijo, o eso era lo que creía Lety. Fernando había organizado una cena espectacular en un restaurante muy reconocido, habían estado cenando muy a gusto, habían decidido no beber vino porque desde la cena de navidad que Lety había estado indispuesta, no se había recuperado del todo de su malestar estomacal, así que intentaban no comer nada muy pesado. De regreso al hotel habían subido de inmediato a la habitación, Fernando ya antes de irse había dejado todo organizado para su regreso, así que sus planes eran pasar la noche entera amando a su mujer.

Al entrar a la habitación Fernando tomó a Leticia de la cintura y la acercó a su cuerpo, aquel olor florar que desprendía de la piel de su mujer era algo que lo volvía loco. Comenzó a besar su cuello y al sentir el roce de su piel con los labios de su esposo, el cuerpo de Lety se estremeció y se dejó llevar por las sensaciones que su marido le generaba.

F- te amo Lety, te amo mucho.

L- yo también te amo Fernando – decía en un hilo de voz apenas audible, ella se volteó para besarlo y entregarse a aquel hombre que la llenaba de mil emociones.

Fernando la pegó a su cuerpo, el fuego que ardía en ambos parecía que los consumía, la fue encaminando, cuando estaban junto a la cama él fue poco a poco deshaciéndose de la ropa que llevaba puesta, para él ese acto lo llenaba de un deseo incontrolable y encendía el fuego de su pasión, ella se estremecía al sentir las manos de su amado por todo su cuerpo, el roce de la ropa deslizándose sobre su cuerpo y los labios húmedos de su esposo recorrer su piel. Ellos siempre se habían entendido perfectamente, eran cómplices en todo lo que hacían, pero en la intimidad eran la pareja perfecta, se conocían mutuamente, no necesitaban hablar para entender lo que el otro quería o necesitaba en ese momento, la pasión en ellos se desbordaba cada vez que estaban solos, no había oportunidad que tuvieran que desaprovechaban, aquel fuego que se había mantenido opacado por tantos años por parte de los dos era como si en estos meses juntos los dominara, como si de alguna manera quisieran recuperar el tiempo perdido. Leticia quitó la ropa de Fernando hasta que ambos quedaron únicamente en ropa interior, la cual no duró mucho tiempo para salir volando por la habitación. Ambos se entregaban al amor sin limitaciones, sin tapujos ni vergüenzas, ellos simplemente se dejaban llevar por las emociones que se generaban y las mil sensaciones que los hacían volar.

¿Qué será de nuestro amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora