Un hijo

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Fernando había regresado a la ciudad de México, antes de irse a Lety solamente le dejo una nota con Zaida...

"Lety, discúlpame por no poder despedirme en persona, surgió una emergencia y tuve que viajar anticipadamente, no es nada grave, pero debo resolverlo personalmente, espero pronto la vida nos vuelva a juntar. Fernando"

Realmente no había pasado nada, pero Fernando necesitaba estar solo y asimilar el hecho que Leticia tuviera un hijo, un hijo del hombre con el que había perdido el amor de esa mujer, un hijo con el hombre que ahora estaba muerto. Eso era algo con lo que Fernando no se sentía suficiente para competir, jamás podría ganarse el corazón de Lety, su Lety, era imposible que ella, después del gran amor que había vivido con Aldo fuera capaz de aceptar un amor como el que él le podía ofrecer, Aldo le había dado la mayor felicidad que alguien le podría haber dado, un hijo.

Fernando se encontraba abatido en aquella casa que a su parecer era enorme para una sola persona, en aquella casa que se sentía tan vacía y triste. Se había servido una copa de vino y estaba sumergido en sus pensamientos cuando el timbre de su casa lo sacó de aquella profundidad, colocó la copa en la mesa y se levantó para abrir.

O- hermano, hasta que apareces, ¿dónde te habías metido?

F- hola Omar, estuve en Acapulco.

O- ¿en Acapulco? ¿Qué estabas haciendo ahí? – preguntó un poco nervioso.

Fernando le comentó cómo había llegado hasta ese lugar y todo lo que había vivido, y sobretodo de lo que se había enterado.

F- ¿por qué nunca me dijeron que Lety tiene un hijo?

O- hermano, yo, es que... - Omar no sabía qué decir, durante todos estos años se había sentido entre la espada y la pared porque Fernando era su mejor amigo, pero Lety era la mejor amiga de su esposa y no podía andar contando todo lo que vivía con la familia Padilla Solís cada vez que iban a Acapulco o ellos los visitaban en la ciudad. – perdóname brother, era algo que no me correspondía a mi decirte, no es mi vida.

F- lo sé, sé que ha sido una situación un poco incómoda para ti, siendo ella la mejor amiga de Caro y la madrina de tus hijos.

O- pues sí, un poco sí. Pero cuéntame, ¿cómo te sentiste al verla de nuevo?

F- ay Omar, sentí como si hubiera vuelto a respirar, cuando la vi en la playa y la reconocí te juro que mi mundo volvió a tomar color, es una sensación que no sé ni cómo explicártela, es como si por arte de magia alguien hubiera tomado el control de la televisión y le hubiera puesto play a la película que estuvo detenida durante mucho tiempo, solo que la película es mi vida. Cuando la vi de nuevo entendí por qué no habían funcionado ninguna de mis relaciones en estos 13 años, pero así como en un segundo todas mis esperanzas y sueños resurgieron, se apagaron aún más rápido cuando conocí a Ismael.

O- ¿por qué lo dices? Fue grosero contigo, si ese niño es un encanto.

F- no para nada, fue sumamente amable, es un niño encantador, no te digo que hasta hice la tarea con él.

O- ¿entonces? No entiendo...

F- a ver Omar, te explico con manzanas, despacio porque sé que eres lento... el amor que yo le podría ofrecer a Leticia es demasiado poco en comparación a todo lo que le dio Aldo, tú has visto la casa en la que vive, el restaurante que maneja y supongo que los otros 4 restaurantes deben ser igual de espectaculares y eso solo hablando de lo más banal y material. Ahora te puedes imaginar del amor tan profundo que se debían tener para que tuvieran un hijo juntos, ¡un hijo Omar!

O- a ver, a ver, a ver... Fernando tú no tienes por qué competir con el amor que se tuvieron ellos dos, es imposible tan siquiera comparar porque son dos personas totalmente diferentes. Es cierto que estuvieron casados muchos años y formaron una familia y un imperio si así lo quieres ver, no te voy a mentir, cada vez que los vimos siempre se veían felices, él moría por ella y daba su vida por Lety y por su hijo, pero Leticia...

¿Qué será de nuestro amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora