—Ems, ¿ya estás aquí?
Me sorprendí al abrir la puerta del apartamento encontrármela en el comedor viendo la tele.
—Sí, por lo visto era solo cita de película y en cuanto ha terminado me ha traído a casa.
—¿Estás bien?
—¿Por qué no iba a estarlo? —replicó cruzándose de brazos sin mirarme.
Dejé el bolso en el perchero que teníamos en la entrada y me senté a su lado en nuestro sofá de tela marrón chocolate. Estaba viendo la película de Titanic.
—Vaaaale —murmuré—, así que hoy le toca morir a Jack.
Emily me miró de reojo apretando sus gruesos labios hasta dejarlos en una línea fina antes de volver a fijar su vista en la pantalla mientras abrazaba con fuerza un cojín.
Mi amiga tenía la rara costumbre de ver películas según su estado de ánimo. Era una chica muy romántica, creía en el amor y quería que su vida fuera como en una película. No podía culparla de ello, pero sabía que ese amor que ella buscaba era ficticio, demasiado romantizado; me di cuenta cuando salí con Ryan frustrando todo lo ideal. Yo deseaba ahora algo real, como lo que tenían Jess y Alex o mis padres, no era un amor perfecto, pero sí era verdadero porque se habían elegido y aceptado a pesar de todos los fallos que pudiera tener el otro, un amor donde había amistad y cariño, habían elegido amarse y pasar el resto de sus vidas juntos. Pero Emily era una chica soñadora e iba mucho más allá, ella lo quería todo: flores, bombones, citas perfectas...
Cuando ella estaba feliz se ponía películas románticas que terminaban bien, y cuando estaba triste, se ponía películas dramáticas donde alguno de los protagonistas moría, digamos que su repertorio variaba entre Titanic, Un paseo para recordar y Quién cuenta la estrellas, entre otras. Así que sabía que en ese momento no lo estaba pasando bien.
Sin decir nada, la cogí del brazo y apoyé mi cabeza en su hombro esperando a que estuviera preparada para contarme lo que le ocurría. Solo tardó unos segundos.
—Ni siquiera me ha besado.
—¿Pero no me dijiste que en la primera cita os besasteis?
—Sí, así que yo pensaba que estábamos avanzando, pero por lo visto no. No me ha cogido de la mano en el cine, ni me ha besado, ni nada de nada Noa. No lo entiendo.
Yo suspiré sin saber qué decirle, la verdad era que yo tampoco lo entendía.
—Quizás no sabía muy bien qué hacer, o se ha asustado o no lo sé cariño, pero no te preocupes seguro que volvéis a quedar otro día.
—No me ha pedido una tercera cita. Me ha dejado en la puerta de la residencia, me ha dado un beso en la mejilla y me ha dicho "buenas noches". Y ya está, se ha ido sin siquiera esperar una respuesta por mi parte.
—Pues si no sabe apreciar lo que eres que le den Ems. Tú vales más que eso.
—¿Qué es lo que he hecho mal? —me preguntó sin hacerme caso. Suspiré.
—No has hecho nada mal.
—Sí, algo tengo que haber hecho mal porque sino no lo entiendo.
Quizás simplemente era un capullo. Nunca se lo había dicho, pero no me gustaba ese chico para ella. Connor había tenido más novias que nadie que hubiera conocido. En el fondo pensaba que lo único que quería era echar un polvo, igual que Andrew, al menos Andrew tenía el detalle de dejar las cosas claras. Connor estaba con una chica hasta que se cansaba o hasta que ella se pillaba de él y se aburría, lo máximo que había durado con una era 3 semanas. Emily pensaba que podría cambiarlo o alguna mierda parecida. Era una chica romántica y creía en los príncipes azules así que no sabía porque estaba tan obsesionada con ese tío. Pensé en el tipo de chico que era y dije lo primero que se me ocurrió.
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No me llames amor (Serie «Solo tú I»)
RomanceNoa Johnson no quiere saber nada de los chicos después de lo que le pasó en su anterior año de universidad, pero un nuevo curso ha empezado y su amiga lo acabará emparejando en una cita a ciegas con el tío más sexy, encantador y mujeriego de todo el...