11| NOA

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El campus estaba desierto, miré el reloj en mi móvil y eran las 11:00h, era imposible que estuviera vacío un lunes por la mañana. Entré en el edificio observando cada rincón de la facultad, en secretaría, los baños, en la cafetería, en las clases, pero no había nadie en ningún sitio. ¿Dónde se había metido todo el mundo?

Entré en mi clase y me senté en mi pupitre, como siempre hacía. Jess no aparecía, miré mi móvil de nuevo, pero esta vez no funcionaba. De repente el sonido de la puerta abriéndose me puso en tensión. No había nadie al frente, pero se escuchaban pasos lentos y tranquilos que se acercaban desde atrás. No me atreví a girarme para comprobar quién era, un escalofrío recorrió mi columna vertebral y me entraron unas ganas inmensas de huir, pero no podía moverme, estaba clavada en mi sitio. El sonido de las pisadas estaban cada vez más cerca y lo primero que noté fue su olor, un olor inconfundible que me asustaba como nada. Las pisadas dejaron de oírse y sentí su aliento en mi mejilla.

—Mía.

Me desperté sudada y alterada. Hacía tiempo que no tenía pesadillas, pero parecía ser que encontrarme con Ryan había despertado mis temores, otra vez. ¿No lo tenía superado? El pánico había sido palpable en cuanto lo vi y lo que más temía era la probabilidad de volvérmelo a encontrar de nuevo por el campus.

Así que el lunes por la mañana salí a correr para despejarme de la montaña rusa que viví durante el fin de semana.

Porque también estaba el beso con Andrew, que fue de lo más desconcertante. Sin mencionar el incidente con aquel chico. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas sobre todo lo ocurrido aquella noche y por mucho que quisiera centrarme no podía, todas las emociones bailaban en mi interior; me había convertido en un manojo de nervios andante.

Al llegar a casa me encontré a Emily tomándose un café, medio dormida, en la barra que separaba la cocina del salón.

—Buenos días —saludé con una sonrisa.

—Odio tu energía matutina —resopló.

Me reí entre dientes entrando en mi habitación. Sentándome en mi cama, me quité las Converse viejas y las mayas a la vez que noté mi móvil vibrar a mi lado en la cama. Fruncí el ceño al ver que tenía un mensaje de Andrew, lo abrí rápidamente:

"Buenos días Noa. Ahora que somos amigos, ¿qué te parece si nos tomamos un café?"

Leí el mensaje unas cinco veces sintiéndome totalmente confundida. No lo acababa de entender, es decir, vale, éramos amigos supongo. Después de la fiesta de Evan, Andrew consiguió de alguna manera mi número y me escribió un mensaje para saber cómo estaba. Me pareció bastante dulce, la verdad. Pero no quería ilusionarme, sabía que Andrew no me estaba pidiendo una cita, simplemente le caía bien y quería tomarse un café conmigo, no había nada de malo en aceptar su invitación, ¿no?

"Claro, ¿por qué no?, ¿cuándo?", le respondí después de varios segundos pensando.

"¿Ahora?", me contestó al instante.

"Llegaré al Coffe Place en 20 minutos", le escribí antes de meterme rápidamente en la ducha.

Una vez terminé de arreglarme, cogí mis libros, el portátil y lo guardé todo en mi bolso, me puse una chaqueta tejana fina y justo cuando estaba cerrando la puerta vi que tenía otro mensaje suyo: "hasta ahora ;)".

Sonreí y me dirigí rápidamente hacia el café.

Llegué puntual pero aun así me encontré con Andrew esperándome en la puerta. Me sonrió y me la abrió dejándome entrar primero.

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora