3| NOA

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El sábado por la noche llegó más rápido de lo que pensaba y estaba un poco nerviosa porque no tenía ni idea de con quién iba a tener la cita. La verdad era que no pregunté porque no me interesaba saberlo, pero suponía que debería haberlo hecho porque en ese momento sentía que no estaba preparada para enfrentarme a uno de los amigos de Alex en una cita a ciegas.

Emily y yo nos preparamos juntas para nuestras respectivas citas y aunque mi mejor amiga era todo alegría, nervios y emoción a mí me faltaba esa chispa, simplemente me arreglé como quien tiene que ir a comprar al supermercado.

Tuve que volver a ayudarle a escoger su ropa. Me dejó bien claro que quería un vestido porque si a Connor le apetecía meter mano tendría mucho mejor acceso. Rodé los ojos cuando me lo explicó, no necesitaba ese tipo de información, pero la almacené y la utilicé para hacer justo lo contrario.

—Pero, ¿qué llevas puesto? Es decir, estás muy guapa, pero ¿no has escuchado lo que te he dicho sobre el fácil acceso?

—Lo he hecho, ¿por qué te crees que llevo pantalones?

Me puse unos pantalones negros, una camisa de tirantes con un toque de encaje y encima un cárdigan negro de punto abierto ya que por las noches refrescaba. Iba arreglada pero no demasiado, no estaba nada accesible para el tío que fuera hoy a esa cita y quería que quedara bien claro.

—Tranquila, cuando te vea sabrá que el acceso queda totalmente descartado. ¿Y por qué llevas las converse blancas? —dijo chasqueando la lengua en desaprobación. Le puse mala cara, yo siempre llevaba converse, como si no lo supiera.

—Emily, no quiero ir a esta cita, ¿por qué querría que me metiera mano?

—¿Por diversión?

—No quiero divertirme, quiero que Jess me deje en paz.

—Cariño... lo ha hecho con buena intención. Está preocupada por ti, bueno todas lo estamos puestos a ser sinceras; has estado algo rara estos últimos meses, por eso estamos preocupadas. Sabemos que con Ryan las cosas no terminaron bien, lo entendemos. Nosotras solo queremos que seas feliz porque te queremos. No todos los tíos son iguales, ¿sabes?

¿Había estado rara? ¿Me habían visto diferente? Por un momento me dejé llevar y pensé en los aquellos últimos meses del curso pasado poniéndome algo pálida. No estaba allí, ya no. ¿No lo tenía superado? Miré mis manos abrirse y cerrarse en puños. Sabía que se preocupaban por mí y que querían lo mejor para mí, pero estaba cabreada.

—Lo sé, pero Jess no debería meterse en mis asuntos.

Suspiró.

—¿Me dejas maquillarte un poco al menos?

—¿Para qué? ¿Impresionar a mi supuesto futuro novio?

—Nunca se sabe —me sonrió de forma pícara encogiéndose de hombros—. Quizás aparece un Scott Eastwood y te enamoras.

Vale, ese actor estaba muy bueno, tenía que reconocerlo, pero aun así...

—Eso pasa en tus sueños, no en los míos.

—Eso es verdad.

Me reí entre dientes pero la dejé maquillarme lo justo y suficiente para que me dejara en paz. Eso sí, lancé al otro lado de la habitación el labial rojo putón que intentó ponerme. Odiaba maquillarme de esa forma.

Había quedado con Jess a las 7:30 de la tarde, iba a pasar a buscarme por la residencia para ir juntas en su coche. Por lo visto, nos íbamos a encontrar con los chicos en el restaurante; o eso me había dicho.

—Bueno... ¿quién es el afortunado que va a tener el placer de conocerme? —chasqueé la lengua una vez íbamos de camino.

Solo recibí una sonrisa enigmática y resoplé cabreada. A medida que nos acercábamos mis nervios iban en aumento pero no podía entender el motivo, yo no quería ir a una cita a ciegas así que ¿por qué mis manos estaban sudando tanto?

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora