«Estoy abajo».
Le envié el mensaje a Noa y esperé su respuesta, la vi en línea un segundo antes de que se desconectara. Enarqué una ceja en respuesta. No sabía si había leído mi WhatsApp ya que tenía desactivado los tics azules desde que una vez una chica se había vuelto loca escribiéndome cada 5 minutos porque había leído el mensaje y no le respondía. Ahí aprendí a que las chicas no debían tener mi número de teléfono. Me volvió loco a mí, así que lo desactivé, pero ahora estaba seriamente entendiendo la locura de esa chica. ¿Tan difícil era escribirme un simple "ok"?
Salí del coche y me apoyé de espaladas a la puerta con los brazos cruzados esperando a que Noa saliera de su complejo residencial. Todavía no hacía exageradamente frío, en West Virginia solía hacer mal tiempo en invierno pero todavía, con una chaqueta fina, las temperaturas eran agradables.
La puerta de la residencia se abrió y ahí estaba ella con el móvil en la oreja y su ceño fruncido. Estaba hablando por teléfono pero no parecía que la conversación fuera del todo bien.
Mientras se acercaba aproveché para repasarla entera. Vestía de lo más vintage y me encantaba. Esta vez llevaba unos tejanos claros anchos que le llegaban algo más alto del tobillo, enseñando sus converse de botas, y una sudadera vintage corta de colores verde, amarillo y rojo con algunas letras escritas en el frente. El moño desordenado le quedaba la ostia de bien.
Estábamos haciéndonos muy amigos así que no perdí la oportunidad de invitarla hoy. Aunque no quise decirle qué día era.
Al fin llegó a mí, seguía con el teléfono pegado en la oreja y me rodó los ojos, no escondí una sonrisa divertida. Era tan tierna que hasta cuando estaba molesta era adorable.
-Te he dicho que no es mi culpa que Matthew me haya citado -dijo para quién hubiera al otro lado de la línea.
Me tensé, congelando mi sonrisa por el camino. ¿Quién era ese Mathew? ¿Estaba teniendo citas con él? ¿Y por qué me molestaba?
Noa gruñó pellizcándose la nariz.
-¡Jess, basta! Estoy ya con Andrew... ¿Puedes dejarlo ya? Tenía tutoría con Matthew, no hay más, llegaremos en cuanto dejes de soltarme borderías.
¿Tutoría? ¿Estaba teniendo tutorías con otro chico?
Levanté una ceja y Noa hizo gestos como si quisiera estrangular a su amiga. Estaba siendo bastante divertido.
-Sí Jess, lo que tú digas. ¿Podemos parar ya? Andrew se está empezando a mosquear.
-Yo no estoy enfada...-Noa puso su mano en mi boca para que me callara fulminándome con su encantadora mirada, yo sonreí en su mano.
-Te voy a colgar, adiiiii...-canturreó antes de suspirar en derrota-. ¿Qué?... Está bien, ajá... sí, vale... ¡He dicho que vale! -gruñó antes de colgar.
Silbé.
-No voy a preguntar, creo que no quiero saber.
-Jess es imposible, te lo juro. Está enfadada porque dice que llegamos tarde por mi culpa.
Miré mi reloj.
-Lo siento cariño, pero Jess tiene razón.
-Te dije que tenía una reunión con un profesor -me dijo con ojos suplicantes de cachorro abandonado.
-Cierto, me lo dijiste y por eso te propuse venir a buscarte. -Le guiñé un ojo y me gané una sonrisa-. ¿Quién es Matthew?
-Un chico de mi clase de alemán. Tenemos un trabajo juntos y es un pesado, no para de proponer reuniones con el profesor para que nos dé el visto bueno; es un lameculos.
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No me llames amor (Serie «Solo tú I»)
RomantikNoa Johnson no quiere saber nada de los chicos después de lo que le pasó en su anterior año de universidad, pero un nuevo curso ha empezado y su amiga lo acabará emparejando en una cita a ciegas con el tío más sexy, encantador y mujeriego de todo el...