Nunca en mi vida había estado tan furioso como me sentía en ese momento. Noa se tapó la cara con las manos y empezó a llorar con fuerza. Yo la cogí fácilmente y la senté a horcajadas encima de mí mientras la abrazaba como si jamás fuera a soltarla, iba a protegerla de cualquiera que se atreviera a intentar hacerle daño. Ella en seguida me rodeó el cuello con los brazos y se escondió en él sin dejar de llorar. Acaricié su espalda, arriba y abajo, consolándola sin decir nada. Yo también necesitaba calmarme antes de poder hablar, pero fue ella la que se incorporó apoyando sus manos en mi pecho y rompió el silencio sorprendiéndome.
—¿Estás decepcionado conmigo?
—¿Qué? —pregunté en estado de shock—. ¿Por qué iba a estar decepcionado?
—Por ser tan débil y estúpida...
—¿Débil? —pregunté confundido antes de exclamar—: ¿Cómo que débil? ¡Eres la persona más fuerte que conozco...!
Noa tenía la vista fijada en mi pecho con lágrimas resbalando por sus mejillas. Intentaba conectar con sus ojos, pero no había manera. ¿Por qué iba a pensar que estaba decepcionado con ella? ¿Ella pensaba que era débil?
Lo que había vivido era horrible y debió de ser aterrador para ella, no me podía creer que lo hubiera vivido todo en silencio o que no lo hubiera denunciado. Pero eso es lo que hacía el miedo, te encerraba en una caja negra de la que no podías escapar, no si no lo contabas. Y ella había vivido eso estando sola, sin el apoyo de sus amigas ni de nadie.
—Noa...
Ella cerró los ojos con fuerza y negó con la cabeza.
—Mírame —susurré con una suavidad que no sabía que podría salir de mí con lo agitado que estaba por dentro.
Ella levantó sus ojos lloros a los míos. Le limpié las mejillas y puse su cabello detrás de su oreja mientras admitía la verdad.
—No eres estúpida, eres humana y le puede pasar a cualquiera, tenías miedo así que es normal que no supieras reaccionar, te limitaste a sobrevivir cariño y eso ya es mucho. Y claro que no estoy decepcionado, nunca podría estar decepcionado por eso. Estoy cabreado Noa, muy cabreado, pero no contigo sino con él, no me puedo creer que ese hijo de puta te hiciera algo así...
—Pero... yo le dejé hacerme todo eso... fue también culpa mía...
—¡Ni se te ocurra volver a decir eso! —siseé—. Nunca más. Nada fue culpa tuya, lo que te pasó solo es culpa de él... ese tío tendría que estar en la cárcel... te... él intentó... ¡Joder! —No podía decirlo, solo con pensarlo me enfurecía y me entraban ganas de matarlo.
—Andrew... tengo miedo... —me admitió con nuevas lágrimas. Verla llorar me mataba por dentro así que la abracé de nuevo—. Antes de empezar este curso me cambié de apartamento, de número de teléfono... pero de nuevo sabe dónde encontrarme, podría hacer cualquier cosa. Pensé que se había olvidado de mí... pero ahora...
—Chist... Tranquila, él no va a acercarse a ti de nuevo. No voy a permitir que te pase nada. Te lo prometo —susurré en su oído.
Ella me abrazó más fuerte llorando de nuevo. Estuvimos en silencio en esa posición durante un rato hasta que ella empezó a relajarse en mis brazos poco a poco.
En esos momentos empecé a entender muchas cosas. Entendí porque era tan saltarina cada vez que la tocaba, entendí por qué se asustó tanto en la fiesta de Evan cuando ese gilipollas no la soltaba al bailar con ella, entendí por qué se bloqueó con el repartidor de pizzas el sábado después de Acción de Gracias y por qué luego se encerró en el baño a llorar. Ojalá hubiera sabido quién era y qué le había hecho para poder darle una paliza en aquel momento.
Odiaba verla sufrir y llorar, deseaba poder borrar todo su dolor, todo por lo que había pasado.
Poco a poco Noa comenzó a tranquilizarse y volvió a incorporarse mirándome con los ojos rojos y llorosos.
—Lo siento, no quería llorar encima de ti.
—No te disculpes por eso, siempre he querido ser un pañuelo humano —le dije con una pequeña sonrisa—. Puedes llorar todo lo que quieras encima de mí. Además, hay cosas peores.
Ella soltó una pequeña risa mientras todavía le resbalaba alguna lágrima por la mejilla. Yo se la acaricié con el pulgar quitando la lágrima para siempre.
—¿Cómo qué? —me preguntó con una sonrisa tímida.
Yo sonreí e igual que ella había hecho antes le contesté con alguna anécdota vergonzosa.
—Como estornudar y que se te salgan los mocos en medio de una presentación de un trabajo delante de toda la clase... con 13 años.
—¡Ah! ¿Enserio? —preguntó riéndose y sorbiéndose la nariz.
Nos reímos los dos juntos sobre ello, me gustaba escuchar su risa, pero luego me miró a los ojos con seriedad.
—Gracias Andrew —suspiró.
Yo le di una pequeña sonrisa mientras le acariciaba el cabello. Seguía sentada encima de mí.
—Prométeme que si algún día te encuentras con él te irás hacia otra dirección y me llamarás enseguida —le dije igualando su seriedad.
—Sí, lo prometo —murmuró.
—Sabes que puedes confiar en mí ¿verdad? —pregunté.
—Sí, sino no te lo habría contado. Eres el único que lo sabe.
Yo asentí y ella añadió:
—Prométeme que no se lo dirás a nadie.
—No lo haré cariño, pero creo que deberías contárselo a tus amigas. A Emily al menos —le dije sinceramente.
—Tal vez se lo cuente en algún momento... pero no quiero que se enfade conmigo.
—¿Por qué piensas eso? Emily no se enfadará contigo.
—Lo hará, por no habérselo contado antes.
No dije nada porque no sabía qué decir, no tenía ni idea si eso sería verdad.
—Siempre puedes contar conmigo —le respondí sinceramente.
Ella me sonrió.
—Gracias Andrew, de verdad.
Me abrazó de nuevo mientras pensaba en cómo había cambiado todo desde hacía un mes. Algo dentro de mí empezaba a romperse y solo podía pesar en que esta chica lo estaba cambiando todo.
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No me llames amor (Serie «Solo tú I»)
Roman d'amourNoa Johnson no quiere saber nada de los chicos después de lo que le pasó en su anterior año de universidad, pero un nuevo curso ha empezado y su amiga lo acabará emparejando en una cita a ciegas con el tío más sexy, encantador y mujeriego de todo el...