Las invitaciones.

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En mí sueño reinaba una oscuridad muy densa, y aquella luz mortecina parecía proceder de la piel de Taehyung. No podía verle el rostro, sólo la espalda, mientras se alejaba de mí lado, dejándome sumido en la negrura.

No lograba alcanzarlo por más que corría; no volteaba por más fuerte que lo llamara. Triste, me desperté en medio de la noche y no pude conciliar el sueño durante un tiempo que se me hizo eterno. Después de aquello, estuvo en mis sueños casi todas las noches, pero siempre a la distancia, nunca a mí alcance.

El mes siguiente al accidente fue violento, tenso y, al menos al principio, embarazoso.

Para mi desgracia, me convertí en el centro de atención durante el resto de la semana.

Tyler se puso insoportable: me seguía a todas partes, obsesionado con compensarme de algún modo. Intenté convencerlo de que lo único que quería era que olvidara lo ocurrido, sobre todo por qué no me había pasado nada, pero continúo insistiendo. Me seguía entre clase y clase y en el almuerzo se sentaba en nuestra mesa, ahora muy concurrida.

Mike y Angela se comportaba de forma más hostil que entre ellos mismos, lo cual me llevó a considerar que había conseguido otro admirador indeseado.

Nadie pareció preocuparse por Taehyung, aunque expliqué una y otra vez que el héroe era él, que me había apartado de la trayectoria de la camioneta y que había estado a punto de resultar aplastado. Intenté ser convincente. Abi, Mike, Angela y todos los demás comentaban siempre que no lo habían visto hasta que retiraron la camioneta.

Me preguntaba por qué nadie más había visto lo lejos que estaba antes de que me salvara la vida de un modo tan repentino como imposible.

Con disgusto, comprendí que la causa más probable era que nadie estaba tan pendiente de Taehyung como yo. Nadie lo miraba de la forma en que yo lo hacía. ¡Lamentable!

Taehyung jamás se vio rodeado de espectadores curiosos que deseaban oír la historia de primera mano. La gente lo evitaba como de costumbre. Los Kim y los Jung se sentaban en la misma mesa, como siempre, sin comer, hablando sólo entre sí. Ninguno de ellos, y él menos me miró una sola vez.

Cuando se sentaba a mi lado en clase, tan lejos de mí como se lo permitía la mesa, no parecía estar consciente de mi presencia. Solo de forma ocasional, cuando cerraba los puños de repente, con la piel tensa sobre los nudillos aún más blanca, me preguntaba si realmente me ignoraba tanto como aparentaba.

Deseaba no haberme apartado del camino de la camioneta de Tyler. Ésa era la única conclusión a la que podía llegar.

Tenía mucho interés en hablar con él, y lo intenté al día siguiente del accidente. La última vez que lo vi, afuera de la sala de emergencias, los dos estábamos demasiado furiosos. Yo seguía enfadado porque no me confiaba la verdad a pesar de que había cumplido al pie de la letra mi parte del trato. Pero lo cierto Es que me salvó la vida, sin importar cómo lo hizo, y de noche el calor de la discusión, desvaneció para convertirse en una respetuosa gratitud.

Ya estaba sentado cuando entré en Biología, mirando al frente. Me senté, esperando que volteara. No dio señales de haberse percatado de mi presencia.

-Hola, Taehyung - dije en tono agradable para demostrarle que iba a comportarme.-

Ladeo la cabeza levemente hacia mí sin mirarme, asintió una vez y miró la dirección opuesta.

Y ése fue el último contacto que había tenido con él, aunque todos los días estuviera ahí, a 30 cm. A veces, incapaz de contenerme, lo miraba a cierta distancia, en la cafetería o en el estacionamiento. Contemplaba como sus ojos dorados se oscurecían de forma evidente día a día, pero en clase no daba más muestra de saber de su existencia que las que él me daba a mí. Me sentía miserable. Y los sueños continuaron.

Crepúsculo K.T×J.JDonde viven las historias. Descúbrelo ahora