Crepúsculo K.T×J.J

Impaciencia.

Me desperté confuso. Me llevó más tiempo de lo habitual recordar donde me hallaba.
La habitación era demasiado impersonal para pertenecer a ningún otro sitio que no fuera un hotel. Las lamparitas estaban atornilladas a la mesita de noche y las cortinas eran del mismo material que la colcha.
Intenté recordar cómo había llegado allí, sin conseguirlo al principio.
Luego me acordé del coche negro con los cristales de las ventanillas aún más oscuros que los de las limusinas. Apenas sí se oyó el motor, a pesar de que durante la noche habíamos corrido el doble del límite de la velocidad permitida por cualquier autopista. Sin contar que habiamos llegado a Corea en un sólo día.
También recordaba a Jimin, sentado junto a mí en lugar de en el asiento delantero con Yoongi. Recordaba haberme percatado de pronto de que estaba allí en calidad de guardaespaldas y que el asiento delantero no le quedaba lo suficientemente cerca de mí. Aquellos debería haber acrecentado la sensación de amenaza inminente que, sin embargo, a mí me parecía millones de kilómetros de allí. El peligro que acechaba a nivel particular no era el que más me preocupaba.

Yo era el motivo de que jimin hubiera mantenido un extraño flujo de conciencia precógnita durante toda la noche. Me interesaban hasta los detalles más mínimos. Me relató paso a paso cómo Taehyung, Irenne y SeokJin avanzaban por el bosque, y aunque no conocía ninguno de los puntos de referencias que mencionaba, escuchaba cada palabra con suma atención. Y luego retrocedía y narraba la misma secuencia del modo distinto, cuando alguna decisión repentina refería al futuro. Aquello sucedía constantemente, y era imposible seguir el hilo, pero me dio igual. Siempre que el futuro no colocara a Lia y Taehyung en el mismo plano, yo podría seguir respirando.

A veces, cuando se lo pedía Jimin se centraba en Namjoon. Namjoon y Hoseok iban en mi camioneta, en dirección al este. Lo que significaba que el hombre pelirrojo aún les estaba siguiendo el rastro.
A Jimin le costaba ver a Karl.

-Es más difícil con los humanos que con los vampiros- me dijo-

Recordaba que Taehyung había dicho una vez algo parecido refiriéndose a mí. Me daba la sensación de que hacía años de aquello, aunque en realidad, sólo habían transcurrido algunos días. Recordaba sentirme desorientado por mi incapacidad de calcular el tiempo.

Recordaba haber visto surgir el amanecer por detrás de un pico de escasa altura en algún lugar de Corea. La luz me hirió los ojos, pero intenté no cerrarlos. Cuando lo hacía, las imágenes que afloraban tras mis párpados inmóviles, como diapositivas, me sobrepasaban. Prefería que me quemaran las retinas a tener que revivirlas. La expresión desolada de Karl, los dientes de Taehyung, la mirada furiosa de Hoseok, los ojos carmesí de la cazadora clavados en mí, la mirada apagada de Taehyung tras alejarse de mí.

Mantuve mis ojos abiertos, y el sol fue surcando el cielo.

Recordaba haber sentido la cabeza pesada y ligera a la vez cuando atravesamos un ancho paso montañoso y el Astro rey, ahora, a nuestras espaldas, se reflejó en los techos de teja de mi ciudad. Ya no quedaba la suficiente sensibilidad para sorprenderme de que hubiéramos efectuado un viaje de tres días en uno solo. Miré inexpresivamente la ciudad que se extendía ante mí, y lentamente fue calando en mi mente la idea de que aquello debería despertar algún sentimiento en mí. Los arbustos de cresota, las palmeras, las manchas verdes de los campos de golf, y manchones turquesa de las piscinas: se suponía que todo aquello debía resultarme familiar. Se suponía que debía sentirme en casa.

La sombra de la farola se inclinaban sobre la autopista Interestatal con líneas más definidas de lo que yo recordaba. La oscuridad era inexistente. No había dónde esconderse en esas sombras.

-¿Cuál es el camino al aeropuerto?- preguntó Yoongi. Era la primera vez que hablaba desde que estábamos en el coche.-

-No te salgas de la I-10- contesté automáticamente.- Pasaremos justo al lado.-