📿|CAPÍTULO 2.

9.5K 881 51
                                    

Malika.

Muevo el tenedor sobre el helado de fresa mientras observó el punto fijo de la pared en el pequeño puesto del centro de Dramont.

Espero a que Anahí termine de coquetear con el mesero y suspiro bajando la vista al periódico mientras me llevo una cucharada del helado a la boca.

"Las rebeliones y ejecuciones son lo que se vive día a día en el reino de Avalonia.

Los reclutamientos han comenzado hace semanas causando que los habitantes del reino dejen su hogar y huyan a las fronteras donde Tritaria y Lafment cierran sus puertas."

—Ese reino se vendrá abajo demasiado rápido,—aprete la cuchara al oír a los hombres de la mesa a mi lado—. Tritaria que se supone debe ser la nación más noble no hace tratados y cierra sus puertas.

Suspiré profundamente prestando atención.

—Tritaria nos dejó en claro a todo el mundo que apoyo de su nación no habrá así se estén matando,—dijo otro y traté de seguir leyendo el periódico—. No desde aquella noche del doce de diciembre.

—No se lo merecían. Once años de miseria para Avalonia.

—Siguen habiendo rumores. Los empleados hambrientos venden cualquier migaja de información por pocos platines.

—¿Y esa es?

—La cacería sigue en pie después de años. Dicen que el emperador Leonard está paranoico porque en una semana se cumple otro año.

Uno de ellos hizo un ruido molesto al beber su cerveza.

—Es impresionante que él sobreviviera.

Tiene que ser broma. La sonrisa carente de emoción me hunde el pecho al saber que lo consideran a él un «sobreviviente.»

Saco cinco platines del bolso con rapidez dejándolos sobre la mesita y agarró el periódico.

Trato de no verme con prisa así que me acomodo la capucha sobre la cabeza y parpadeó ante la irritación de los lentes de contacto.

Le hago una seña a mi mejor amiga en que la veré afuera mientras hago ruido con la campanita al abrir la puerta para salir.

Trato de respirar profundamente ante el temblor que comienza a abordarme por todo el cuerpo.

Creí que esto había pasado.

—Mal.—La voz de Anahí llega con preocupación y me sigue conforme avanzó ante los copos de nieve que caen.

Tenemos la tarde libre para poder estar en el pueblo ya que la nieve arruinó algunos de los puestos del Circe.

—Él sigue haciéndolo, Anahí.—Mi voz sale en un susurró débil.—Sabe que sigo viva.

Trato con todo mi ser que las lágrimas no bajen por mi rostro porque llorar no me sirve de nada.

Me hace ver débil y hacerme saber que no puedo ni siquiera usar los dones que tengo ya que es inútil.

—Pero no te va a encontrar, Mal—ella me tomó de los hombros con suavidad.

—Un par de lentes de contacto no sirve de mucho. De alguna manera lo sabe.

La mueca que ella pone en el rostro está llena de compasión. La cuál no necesito porque ya es suficiente con cargar con tanto peso el cuál me asfixia con cada día que pasa.

—Están cazando jóvenes.—La oración me ahoga porque las palabras son dolorosas.—Personas inocentes que mueren por mi culpa.

No puedo con tanto.

DE HIELO Y CENIZAS. | +21 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora