📿|CAPÍTULO 3.

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Malika.

Sujeté con fuerza la rienda de mi caballo.

Mi cabeza repetía una y otra vez la última página del libro que leí mientras que miraba fijamente al frente viendo el camino desolado para llegar a Tritaria.

"Los vampiros sueltan partículas de su poder que activan los artículos de protección que son creados en su contra. Lo que causa una sensación de quemadura a quien lo porta advirtiendo que uno de ellos anda cerca."

Siempre creí que el Onix era simplemente un anillo más. ¿Para qué tener un anillo de protección en contra de los vampiros? En mi vida me he topado con uno más que cuando el Circe se estableció en Albaen pero eso son solamente dos semanas al año y si se tiene suerte.

Está más que claro que tendré que investigar sobre ellos ya que se muy poca información al respecto.

—¡Vayan buscando sus pasaportes!—Vocifera el señor Di Carlo con firmeza.

Nos vamos adentrando poco a poco a Tritaria y como siempre, admiro lo bellas que son sus calles llenas de estatuas de oro de las Amazonas. Una barrancada de ellas esperan enfundadas en sus trajes de guerra de cuero como si no les afectará el invierno en lo absoluto.

Les muestro mi pedazo de papel cuando es mi turno de avanzar y me bajó la capucha de mi capa. Tras dejarnos pasar después de varios minutos, la plaza central se abre paso para nosotros, no hay nadie fuera de sus casas para ser medio día a no ser las personas que tienen locales.

Esto parece un pueblo fantasma y se que Anahi pensó lo mismo ya que desde la carreta donde va ella sentada me mira directamente. Ella ha estado muy cómoda durante los tres días de camino al igual que su familia, mientras que a mi me duele el trasero.

Un grupo de Amazonas nos escolta hacia el palacio que se alza frente a nosotros viéndose imponente. Tritaria es famoso por estar lleno de naturaleza y sus grandes estatuas de oro, además de su palacio que parece ser de cristal bañado a la luz del día.

Por eso están en lo correcto al decir que este reino está lleno de las mujeres más hermosas del mundo.

Logró escuchar que somos los invitados de la emperatriz cuando llegamos a las puertas del palacio para darnos acceso a los grandes jardines traseros.

Casi diez minutos después de que nos dieran indicaciones, me bajo del caballo para estirarme un poco y comenzar a instalar todo nuevamente.

—No te acerques al palacio, Malika—me advierte Charles comenzando a acercarse.

—No llevamos ni medio día aquí y ya me das ordenes como tu padre—soltó de mala gana a causa del cansancio.

Busqué entre la pequeña bolsa de cuero que colgaba de mi caballo y saque el agua que había guardado con mucho empeño.

—Que compartamos cama no significa que puedes ir a donde sea, en Dramont te perdiste horas en su bosque—reprocha con autoridad.

Últimamente se ha estado comportando tan extraño que no he encontrado una respuesta para sus acciones tan duras.

—No soy tu puta, Charles—hable duramente mientras me ponía recta—. Pago mi estancia en este circo como todos los demás ya que no tengo a donde ir, así que no me trates como si fuera de tu propiedad, no estamos unidos en matrimonio.

No me contestó cuando se dio la media vuelta para irse.

Si tanto desea mandarme sabía que con un anillo en el dedo podría intentarlo, pero ni así. Él es quien se ha estado tardando en decidir nuestro futuro, pero se frena como si algo se lo impidiera y lo sabía.

DE HIELO Y CENIZAS. | +21 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora