📿|CAPÍTULO 10.

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Malika.

Ember Winslow.

No creí que el nombre de esa mujer significaba tanto dentro de esta corte en la cual me he arrepentido de pisar al amanecer.

Saber que Ágatha y Déborah son pareja no me sorprendió en lo absoluto, quiero decir que aunque en algunos reinos este prohibido una relación entre dos personas del mismo sexo que se llega a considerar un castigo divino, en otros es completamente normal, entre ellos Albaen.

El reino del pecado andante y la lujuria pura.

—Te están observando porque eres incluso más blanca que nosotros los vampiros—susurra Ágatha en mi dirección.

Suspire al oírla y traté de centrarme en el libro que tengo frente a mí. No hay nada de lo que estoy buscando con exactitud. Y se que tengo solamente dos opciones, la primera es ir a la fuente fresca de información llamada Dominick y la segunda es con uno de los Grandes Maestres, pero teniendo un poco de cordura en el sistema, cualquiera sabe que esos hombres no dan información.

Lo aprendí a las malas cuando buscaba orientación al tratar de hacer mis propios remedios en Dramont.

Ser curiosa siempre ha sido una de mis debilidades.

—¿En serio?—Solté tratando de cubrirme a pesar de traer un vestido de cuello alto y mangas largas que están cubriendo mis marcas.—¿No es por que el anillo de mi anular es más brillante que la misma sangre y no me lo puedo quitar?

Ambas sonrieron ante el tono amargo de mis palabras.

Aún no entiendo la razón por la cual tienen que incluirme en todas las cosas que han hecho desde el amanecer, si se que ambas tienen la tarea de ser mis sombras, más no que tengan que desviarse de sus deberes habituales. Eso me hace sentir un poco mal al respecto.

—Tengo la última cita con la diseñadora para el vestido de novia—habla Deborah con cierta emoción.

—El rojo se te verá hermoso, estoy segura.

—¿Rojo?—Pregunte mirándolas—.¿No se supone que los vestidos son blancos?

—En Albaen esta prohibido el blanco—me responde la hermana del emperador—, los vestidos de novia son negros, rojos o cualquier color seleccionado.

Asentí lentamente comenzando a hacerme una imagen de lo que podría ser un vestido de novia que no sea en color blanco.

Cerré los ojos tan solo unos segundos tratando de soportar todas las energías negativas que venían en mi dirección, el ambiente es tan tenso que de cierta manera resulta ser asfixiante porque parte de mi sabe que soy el centro de atención y apenas es medio día a pesar de estar nublado.

—Deborah.

Una voz femenina y muy afilada llegó a nosotros.

Cada músculo de mi cuerpo se tenso en cuanto eleve aún más el rostro para ver a la mujer que se encaminaba con su séquito detrás de ella.

Me supera en al menos unos cinco centímetros, sin embargo, lo que me sorprendió no fue que sus colmillos afilados se mostraran a causa de que sonriera, si no, en que tenía cierto parecido a mi.

Miré a Deborah encontrándome con que ella ya me observaba y que Ágatha había cerrado los ojos de tal manera que la hacía sentir culpable de algo.

Se parece a mi.

Lo hace de tal manera que las similitudes se pierden al ver que ella tiene ojos oscuros y cara afilada.

—Ember—saludo Deborah minutos después.

DE HIELO Y CENIZAS. | +21 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora