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Tú y Jackson se quedaron incómodos.
Sostenías una copa de licor en tus manos y él sostenía un refresco normal. Le diste una sonrisa con los labios apretados antes de mirar alrededor de la habitación. Deuce estaba en alguna parte, ya no podías encontrarlo después de que desapareció entre la multitud.

Tomaste un largo sorbo de la taza que sostenías.

Deuce te vio desde el sofá al otro lado de la habitación. Cleo lo rodeó con el brazo y él le dio un fuerte empujón.

Ella retrocedió, dejando a Deuce solo.

Te volviste hacia Jackson, quien miró a su alrededor incómodo.

—¿Quieres ir a la cocina? Hay menos gente allí —peguntaste, sabiendo que él estaría de acuerdo.

—Sí, por favor —Te rogó, y tú lo llevaste a la cocina de la casa.

Te quedaste allí por un momento, teniendo una pequeña conversación con Jackson sobre la escuela y otras cosas.

Para cuando habías hablado de todo lo posible, empezabas a sentir el alcohol.
Con el cuerpo zumbado y la visión borrosa, tiraste de la manga de Jackson.

—Tengo que ir al baño. ¿Puedes venir conmigo y quedarte afuera? —Hiciste pucheros.

—Sí, por supuesto —Respondió—. Yo también tengo que ir.

Jackson tomó tu mano, teniendo cuidado mientras te conducía a través de la multitud de adolescentes y subía las escaleras al baño. Le permitiste ir primero. Entró, dejándote sola en el pasillo mientras esperabas pacientemente a que terminara.

Deuce acechaba a tu lado, asegurándose de mirarte cuando pasaba.

—Ey —Arrastraste las palabras y te apoyaste contra la pared.

—¿Sí bebé?

Deuce tomó nota de tu estado de ebriedad, sintiendo que era su oportunidad de sorprenderte en sus brazos.

—¡No, ugh, no me llames así! —señalaste con un dedo acusador en su dirección—. No uses esas palabras conmigo.

Lentamente entrelazó sus dedos con los tuyos, acercándote a él mientras te retorcías en su agarre.

—¿Por qué me llamaste, entonces?

—Porque eres... un hombre malo.

—¿Un hombre malo? ¿Y Jackson no lo es?

—¿Cómo?

—Lo escuché hablar con otros hombres sobre follarte. Él entró en detalles sobre lo apretado que es tu coño.

—¡No, no lo hizo!

—Sí, lo hizo.

Deuce sabía que podía decir lo que quisiera y tú lo creerías. Era todo su plan. Tal vez entonces te alejarías de él y caerías en los brazos de Deuce.

—T/n, ya —una voz llamó detrás de ti.

Te diste la vuelta y saltaste lejos de Deuce. —¡Yay! ¡Descanso para ir al baño!

Hiciste un pequeño baile mientras arrastrabas los pies hacia el baño. Cerraste la puerta detrás de ti y te apoyaste contra el fregadero.

Fue el sonido de la madera rompiéndose lo que llamó tu atención. Antes de que pudieras darte cuenta de lo que estaba pasando, la puerta se hizo añicos. Deuce tenía a Jackson en el suelo mientras lo golpeaba repetidamente sin miedo. Saltaste a la bañera, tratando de poner el mayor espacio posible entre ustedes dos.

Deuce no se detuvo hasta que Jackson gritó, luego envolvió sus dedos alrededor de un poste en la ducha y lo arrancó de la pared. El agua te roció encima mientras observabas a Deuce golpear a JackSon implacablemente con la pértiga.

Con el maquillaje manchado de agua y lágrimas, graznaste el nombre de Jackson.

Deuce no se detuvo hasta que Jackson se deformó. Su cara se derrumbó, y no podías notar la diferencia entre sus ojos y su nariz.

Deuce se puso de pie y tomó un respiro. Entonces, sus ojos se posaron en ti.

Te sentaste en la bañera con el maquillaje corrido y una expresión temerosa en tu rostro.

Su corazón se ablandó al verte, no había tenido la intención de asustarte. Pero ahora tenía que terminar lo que empezó.

—Ponte de pie —exigió, y luchaste por ponerte de pie.

Saliste de la bañera y equilibraste las piernas antes de levantarte. Deuce te agarró y te atrajo hacia su pecho. Se inclinó para susurrarte al oído.

—Estarás bien mientras me escuches.
¿Entiendes?
Asentiste borracha.

Te condujo fuera del baño y por el tramo de escaleras hasta la sala de estar. Te sostuvo cerca, asegurándose de que nadie pudiera tomarte.

Luego te llevó al auto y abrió la puerta. 

—No puedo subir —dices.

Te levantó debajo de tu trasero y te sentó en el auto. Luego, se inclinó y te abrochó. Cerró la puerta y la bloqueó con su llave.

Te quedaste quieta, sabiendo que no podías escapar de él mientras estabas bajo la influencia.

Sacó a Jackson unos momentos después y lo empujó en la parte trasera.

—¿Estamos listos? —te preguntó mientras se sentaba en el asiento del conductor.

Asentiste y él comenzó a conducir.

𝑻𝒐𝒙𝒊𝒄 |𝒀𝒂𝒏𝒅𝒆𝒓𝒆! 𝑫𝒆𝒖𝒄𝒆 𝑮𝒐𝒓𝒈𝒐𝒏|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora