Regresé derrotada al lado de mi mejor amiga, las cosas parecían complicarse más a cada segundo que pasaba. ¿Por que diablos me afectaba tanto todo ésto?
Suspiré derrotada, sabía perfectamente el motivo por el cual las palabras del capitán Kasamatsu me habían sentado como un puñetazo en pleno estómago... Él era el primer chico en toda mi vida que me había tratado bien sin esperar nada a cambio, el primero que me había tratado como una chica... El primero que no se había asustado de mi... O al menos no por lo habitual, vaya... Eso me había ablandado y ahora estaba pagando estúpidamente por ello.
Me senté en el suelo con la espalda apoyada contra la esquina del banco, mi mirada perdida observando como mis manos apretaban de forma inconsciente el parche de tela que aferraba entre ellas. Mis nudillos comenzaban a tornarse blancos por la fuerza que estaba ejerciendo sobre el pequeño objeto.
Sin embargo, Kofuku que ya se había recuperado de la llorera, parecía perturbada por mi expresión. Puso sus manos a ambos lados de mi cabeza, obligándome a recostarla aún en mi posición sobre su pierna, y con cariño me apartó uno de los mechones de la peluca azul que caía sobre mis ojos.
"¿Que ésta mal Yuu-chan?"
"Nada que debamos discutir ahora" respondí esperando no darle ninguna oportunidad para reprochar.
"Ese chico... ¡¿no era el chico tímido del café?!" Preguntó entusiasmada, seguramente encontrando similitudes a mi situación actual con algún dorama o algo así. Ante ésto, asentí con débilmente la cabeza e ignoré todo lo demás.
"Me odia..." Constaté en voz alta para mi misma, despejando así su curiosidad sobre nuestra conversación.
Los chicos del Seirin parecían seguir sin poder concevir la idea de que ' mi yo masculino' pudiera comportarse de la manera 'sensible y civilizada' en la que lo hacía en torno a Kofuku. ¿Pero que queréis que os diga? Antes de pararme a pensar si quiera en cómo podría perjudicar a mi fachada, estaba actuando como siempre lo hacía con ella. Para mí era algo natural al fin y al cabo.
Aún recostada cómodamente sobre las piernas de mi mejor amiga ladeé la cabeza, para así estudiar un rato el juego que estaba a punto de desarrollarse.
"Ahora que lo vuelvo a mirar... ¡Kise Ryota es un monstruo! Como lleva puesto el uniforme sólo son estimaciones pero..." Dijo Aida removiéndose incómoda en su asiento.
La pelirosa sentada a su lado la miró sin realmente comprender de lo que hablaba, pero los demás chicos se estremecieron alarmados ante lo que podría estar por suceder.
"¡¿De verdad entiendes la situación Kise?! Ya que se han presentado de ésta manera... ¡Sería grosero no responderles igual!" Escuchamos gritar a Kasamatsu , estaba obligando al joven rubio a meterse en situación, a base de golpes...
Una vez más el balón se ponía en juego por parte del Kaijou, Kasamatsu en posesión, Kagami marcando a Kise que le evadió fácilmente, antes de que el capitán del Kaijou evitase a Hyūga colándole el balón por entre las piernas, pasándoselo así al As del Kaijou.
E Ikemen-kun, rápido como el diablo fue directo a nuestra canasta al grito de " ¡Aquí viene nuestra bienvenida!"
Tan rápido como pudo, otra vez en la tierra a causa del alarido del jugador rubio, el vicecapitán Izuki salió disparado a intentar frenarle. Pero fue inevitable, marcó el primer tanto de la misma forma en la que Kagami había hecho 'nuestra pequeña' declaración.
Todo el gimnasio estalló, coreando ovaciones al jugador de equipación azul y blanca, mientras Kagami se crispaba ante la idea de ser imitado una y otra vez.
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Seirin no Basket
Fanfiction¿Hasta dónde estaríais dispuestos a llegar para cumplir vuestro sueño? ¿Seríais capaces de renunciar a todo incluído a vosotros mismos para lograrlo? Izaya Yuuzan lo tiene claro, y por eso ha decidido ingresar en Seirin. Donde pretende llevar a cabo...