18.3 El poder de la elección

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Éste capítulo va dedicado a NSaotome! Fiel seguidora de éste fic (L)

Había llegado el fin de semana, me debatía entre la ansiedad y el terror más absoluto.

Le había contado todo lo sucedido a Kofuku y reaccionó realmente mal a la noticia. No quería que acudiera al encuentro, pero para ser francos, yo tampoco...

Metí todo apresuradamente en la mochila, me puse el uniforme que me prestó la pequeña pelirosa y puse rumbo a la estación.

Llegué justo a tiempo para sacar el billete del shinkansen.

Rápidamente ubiqué mis cosas en el compartimento y tomé asiento. Quedaba un largo camino hasta Kyoto...

Time Skip~

Me bajé del tren con una ola de nostalgia golpeándome con fuerza desde mi interior.

No había sido consciente hasta ahora de lo mucho que añoraba mi hogar. Las calles tradicionales llenas de gente con radiantes yukatas y espléndidos kimonos, donde los puestos de comida en la calle hacían a uno perder la cabeza con sus exóticos y ricos aromas.

Paseé por la calle, retrasando así mi llegada, en un vano intento de eludir lo inevitable, pero sentía que aún no era capaz de reunir el valor para afrontar lo que me esperaba...

Respiré hondo y me estrujé ambas mejillas, reafirmando mi propósito.

Llegué a la gran casa tradicional y abrí una de las ornamentadas puertas de la entrada al jardín. Seguí el camino de losetas y rodée el estanque. Los peces se agitaron al advertir mi presencia, habían crecido considerablemente desde la última vez que los vi.

Resoplé, preparándome mentalmente para abrir las puertas del antiguo dojo y enzarzarme en una batalla de argumentos con mi abuelo.

"¡Estoy en casa!" Anuncié a nadie en particular, el abuelo no estaba en ningún lugar a la vista.

Salí de allí  y seguí por el pasillo de madera, que unía nuestra casa con el dojo.

"¿ Abuelo?" Inquirí entrando a casa.

Escuchaba voces a través de la puerta del despacho, por lo que asumí que debía estar reunido y fui a dejar las cosas a mi antigua habitación.

Todo estaba ubicado tal cual lo había dejado lo cual me llenaba de nostalgia.

La vibración del móvil resonó por la habitación, había recibido un mensaje de Kofuku.

¿Ya has hablado con tu abuelo?

                                      Todavía no.

Mantenme informada de todo por favor.

                             No te preocupes,lo haré.

Una sonrisa llenó mis labios, adoraba a la pequeña pelirosa y siempre se preocupaba por mi, sólo me llevaba así con Masako-nee.

Se oían pasos en el piso de abajo, por lo que me asomé y fue cuando mi abuelo me vió. Tiró al suelo su bastón tallado y salió corriendo a pegarme un coscorrón.

"¡Serás mala nieta que ni siquiera me dices donde vives!"

"Abuelo dueeele" dije en un intento de frenar sus ataques.

Dos desconocidos nos miraban perplejos desde el salón.

"Ven Yuu, tengo que presentarte a alguien"

Tomé asiento sobre el cojín frente a la pequeña mesa de café y guardé la compostura de la manera más refinada que pude.

Ahora no era momento para juegos, literalmente mi futuro estaba en peligro y no podía arriesgarme a quedar mal como cabeza de familia.

Si ponían en duda mi madurez y mi linaje sería mi fin.

Incliné la cabeza saludando a ambos cordialmente y mi abuelo tomó asiento a mi lado.

"Yuuzan, éstas personas son los padres de los candidatos que he elegido. Izuki san y Akashi san"

¡¿Izuki?! Como... ¿Izuki-senpai? Tiene que tratarse de un error. Una imagen del chico se proyectó en mi mente, rememorando el pequeño accidente que había sucedido el día anterior y por ello me había pasado desapercibido el nombre del otro candidato.

Apreté mis puños sobre mi regazo y con una inclinación de cabeza, dije lo que se esperaba de mi.

"Es un placer conocerles"

La mujer me sonrió mientras que el hombre se quedó simplemente mirándome.

Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo, había algo en su mirada y en su forma altanera que me resultaba familiar. Pero no sabía de qué...

"Si me disculpan un momento, prepararé un poco de té" dije poniéndome en pie para coger todo lo necesario.

En mi casa la ceremonia del té era una de las primeras cosas sobre cultura japonesa que enseñaban, por lo que estaba acostumbrada a llevarla a cabo delante de desconocidos.

Lo hice todo perfecto y tendí satisfecha una taza a cada invitado.

Al parecer la madre de Izuki era una reputada maestra en el arte de la decoración floral y Akashi san era el dueño de un largo conglomerado de hoteles tradicionales japoneses por todo el mundo.

"Hemos oído grandes cosas de ti Izaya-chan. Y tú abuelo me ha contado que vas al colegio de mi hijo"

Comencé a hacerme preguntas sobre cómo acabó Izuki-senpai en éste embrollo... Espera un momento, ¿acaso eso quería decir que sabía mi secreto? Seguramente se habría dado cuenta una vez su madre le dijo mi nombre y que iba al mismo Instituto.

¡Mierda, mierda, mierda! No podía dejar de fustigarme mentalmente...

El hombre frente a mi me miró con sus ojos carmesíes, parecía evaluarme con la mirada.

"¿ Cuál es tu promedio?" Preguntó simplemente.

"Nueve y medio, señor"

"Es una nota mejorable, Seijuro podría ayudarte con tus estudios... ¿Ha pensado en cambiarla de escuela Izaya sensei?"

"Mi pequeña ha sido libre de elegir el centro al que asistir siempre y cuando se esfuerce en el cumplimiento de sus tareas" respondió mi abuelo sonriendo, para poco después sorber de su té.

"Hemos estado hablando sobre cómo haremos las cosas a partir de ahora. Te casarás cuando termine el Instituto con el candidato a tu elección. Ambos están de acuerdo con respetar nuestras tradiciones y perpetuarlas"

"Nuestros hijos se pondrán en contacto contigo para que podáis quedar y conoceros mejor " me aseguró la madre de Izuki-senpai.

Eso era lo que más temía...

Ambos se despidieron después de eso, dejándonos a mi abuelo y a mi solos en la gran casa.

"Yuuzan espera"

"Ahora no tengo ganas de hablar abuelo..." respondí simplemente sin girarme a mirar si quiera atrás.

Subí las escaleras a trompicones y fui directamente al baño donde me surmegiría en agua caliente hasta las orejas.

Asique tendría que comprometerme con Akashi o con Izuki... Qué fascinante era mi vida.

Maldije tantas veces como pude mientras que mordía el interior de mi mejilla con fuerza, hasta que el sabor metálico de la sangre inundó mis papilas gustativas.

Ociosas lágrimas rodaban por mi cara para acabar perdiéndose rápidamente en la bañera.

Y lloré, lloré amargamente por no ser capaz de tener las riendas de mi vida.

Ahora no sólo el pasado me provocaría pesadillas, si no también el futuro.

Con quién queréis que Yuu tenga una primera cita? Dejad vuestros comentarios! Un capítulo largo está en marcha!

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