13. El distinguido cliente

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No lograba quitarme el incidente de hoy de la cabeza... Había logrado llegar al Maid café a duras penas, y parecía un maldito fantasma.

Gracias a dios el turno de Kofuku no empezaba hasta dentro de varias horas, porque si me viera en este estado, le acabaría dado un ataque. Como el que casi le dió a la gerente nada más verme aparecer por el establecimiento...

Logré atarme el delantal, pese a que mis manos temblorosas parecían empeñadas en dificultarme la tarea... Y tras tomarme una enorme taza de tila cargada como para lograr apaciguar a un elefante, me dispuse a empezar mi jornada.

A lo largo de la tarde, los pensamientos con respecto al tema no dejaban de agobiarme.

¿Estaría bien? Soy estúpida, ni siquiera le di las gracias o le pregunté su nombre...

La campanita de la puerta logró sacarme del bucle de culpabilidad y remordimientos que asolaban mi mente, y al percatarme de que era la única desocupada en ese momento, me aproximé a la entrada para recibir a nuestro nuevo cliente.

"Bienvenido, al Nf maid café, si es tan amable de seguirme, le acompañaré a una mesa" intenté usar una de mis fingidas sonrisas, pero mi mente estaba en otra parte, por lo que no fui capaz.

"Tch, desagradable. Ni siquiera lo estás intentando" respondió el recién llegado con lo que parecía voz desafiante.

Mi boca se abrió automáticamente de par en par y para cuando registré sus palabras, ya que no podía atizarle, le dediqué de forma sincera, una sonrisa mortífera, que tomó todo control de mi expresión...

Me observó de forma despreocupada desde la puerta, sin si quiera inmutarse ante la falta de educación con la que le estaba obsequiando.

"Al menos esa parece de verdad" se mofó.

Un torrente de impaciencia e ira comenzaba a expandirse por mis venas, por lo que tragué saliva, e intenté por todos los medios posibles serenarme, pese a que mi interior parecía un volcán a punto de entrar en erupción. Y sentía la necesidad de arrancarle las entrañas.

"Por aquí, por favor" dije haciendo una pequeña reverencia mientras extendía mi mano libre hacia la estancia.

El irritante muchacho me siguió sin rechistar, gracias a dios.

"Quisiera una mesa apartada"

Genial.... Eso me pasó por hablar antes de tiempo... Sopesé mientras le guiaba al segundo piso. Desde donde se podía ver toda la tienda y que en ese momento estaba vacío. Concediéndole así la privacidad y la calma que parecía buscar.

"Cuando sepa lo que va a pedir, háganoslo saber" le tendí la carta sin muchos modales y me retiré, pero no sin antes mirarle con cara de pocos amigos...

Para cuando iba a bajar las escaleras, su irritante voz me sacó del trance.

"Quisiera un té chai"

Ni siquiera me digné a volver para recoger la carta, con un simple "entendido", emprendí mi retirada.

Una vez abajo, avisté a Kofuku revoloteando de forma danzarina por entre las mesas.

¡Su aparición iba a ser mi salvación! Ya que como todos sabéis, los chicos la adoraban.

Nada más verme, salió disparada y se abrazó a mi como si fuera un koala, restregando su mejilla contra la mía. Con lo cual, todos los clientes de nuestra planta estallaron en sonoras carcajadas, mientras los comentarios del equipo "tan kawaii" que hacíamos comenzaron a invadir el local.

Levanté instintivamente la vista aún con Kofuku entre mis brazos, para encontrarme con la mirada de aquel chico, que parecía estudiarme de forma severa.

¿Acaso pensaba que no iba a llevarle su maldito té? Tch, irritante...

Cuando conseguí liberarme del fuerte abrazo de mi amiga, le supliqué a la pequeña pelirosa que me cambiara uno de sus clientes por el mío, y al percatarse de lo inusual que era eso en mi, ya que nunca lo había hecho, me miró de forma suspicaz.

"¿Eh~~? Bueno.. me parece bien, pero a cambio ¡quiero que tengamos una tarde de chicas!" Exclamó alegremente antes de añadir con tono mortífero " y que me cuentes qué diablos pasó hoy"

En tan sólo dos segundos después de eso, volvió a adoptar su actitud hiperactiva y feliz, dejándome allí de pié, temblando como una hoja al pensar que sabía lo del incidente. No quería tener que lidiar con su lado oscuro o moriría joven... Asique por mi bien, saldaría ésta deuda...

Kofuku's Pov:

¡BakaYuu! Siempre guardándose todo, hasta reventar. Sopesé amargamente, llena de preocupación.

Cada vez que le ocurría algo grave, siempre se callaba por que, según ella no quería preocuparme de forma innecesaria. Cuando en realidad, conseguía el efecto opuesto...

Suspiré, mientras cargaba en la bandeja un pedacito de la tarta a degustar de hoy y el té del único cliente en la historia de éste maid café, que había logrado hacer huir a mi mejor amiga.

Volví a adoptar una enorme sonrisa, y me dirigí saltarina al encuentro del que ahora, según parece, compartía mi poder.

Subí los últimos peldaños y me sitúe frente a su mesa, donde deposité el contenido de la bandeja, para poco después comenzar a estudiarlo con suma curiosidad.

El chico, posó con tranquilidad los papeles que había estado leyendo absorto y me miró.

Y para cuando nuestros ojos se toparon, un enorme escalofrío hizo temblar mi pequeño cuerpo, obligándome a bajar la mirada al suelo, prácticamente al instante. ¡¿Qué diablos me pasaba?!

"Creía haberle dicho a la otra chica que me trajera el té" comentó de forma tajante, aunque parecía más una orden que otra cosa.

"Su-Sui chan está ocupada ahora mismo, por eso yo tomé su lugar..." me disculpé casi de forma inaudible, sin poder dejar de temblar...

Esto era malo, este chico no me agradaba en absoluto y no podía evitar la sensación de pensar que tenía algo contra Yuu chan... ¿Y si era algún rival que la había descubierto y quería hacerle daño o chantajearla?

No pensaba permitir que eso pasara, ella siempre cuidaba de mi, asique por una vez yo sería quien la protegería de cualquiera que intentase hacerle daño. Por lo que necesitaba distraer sus atenciones de mi amiga...

"P-puede que no sea tan buena jugando a juegos como ella, pero... me ha enseñado a jugar a las cartas asique..." espeté casi en un sollozo.

¡¿Pero que diablos estoy haciendo?! Quería correr y esconderme tras la espalda de Yuu chan. Alejarme todo lo posible de ese chico frío e impasible que me producía tanto miedo.

"Juegos eh..." pareció sopesar.

Seirin no BasketDonde viven las historias. Descúbrelo ahora