21. Hacia la batalla

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El tiempo había pasado volando, en nada estaríamos de camino a las preliminatorias y eso nos tenía a todos entre exhaustos y emocionados.

La mañana estaba pasando bastante lenta, todo el equipo estaba muy cansado con los entrenamientos espartanos a los que nos estábamos sometiendo. Tanto, que apenas nos lográbamos recuperar del cansancio durante las horas de sueño.

Las sesiones de entrenamiento se habían visto duplicadas y entrenábamos antes de clase y al terminar las horas lectivas.

Todo ésto había hecho mella en mi, en forma de ojeras gigantes que me hacían asemejar a un panda. Me estaba costando mucho mantenerme despierta durante las clases al igual que a mis compañeros.

Observé a Kuroko y a Kagami con curiosidad. Ambos estaban profundamente dormidos, Kuroko se mantenía erguido gracias a la mano que sujetaba su barbilla.

Mientras que el pelirrojo del equipo se balanceaba peligrosamente de delante hacia atrás, en una lucha por mantener el sueño a raya, aunque fracasaba miserablemente. Desde mi posición veía como sus labios se movían, murmurando algo, como si estuviera sumido en un sueño muy vívido.

Reí para mis adentros mientras enfocaba de nuevo mi vista al frente, para toparme con que el profesor ya estaba de camino hacia el pupitre de Bakagami.

Una vez llegó a su altura frenó en seco.

"Kagami" dijo amenazándole con la mirada. "¡Kagami!"

Ante ésto, el susodicho dió un respingo en su asiento. Movió rápidamente su mano y sujetó al profesor por su calva antes de gritar "¡No te dejaré pasar!"

Toda la clase estalló en sonoras carcajadas mientras que el profesor ardía en ira...

"¡Al terminar la clase ven a la sala de profesores!" Le gritó lleno de cólera  homicida.

"UPS..." susurré a nadie en particular.

Kagami observó a Kuroko que aún seguía dormido. El pelirrojo estaba visiblemente irritado ya que no habían regañado al muchacho peliazul por hacer lo mismo.

Al terminar la clase me puse en pié cuaderno en mano, para poner rumbo en dirección a mis dos compañeros.

Kagami alzó una ceja en mi dirección antes de dirigirse a mi persona "¡podías haberme despertado!" Refunfuñó.

"¡Pero es que se te veía tan plácidamente dormido que hasta me daba pena!" Sonreí con una de mis muecas de cabrón maníaco.

"¡Pero serás mierdecilla!" Gritó exasperado antes de intentar sujetar mi cabeza, esquivé su agarre y un sonoro 'pum' atrajo nuestra atención.

Nos giramos como movidos por un resorte para toparnos con que la cabeza de Kuroko había impactado contra la mesa...

Tanto Kagami y yo estallamos en sonoras carcajadas mientras que un desorientado Kuroko luchaba por enfocar sus somnolientos orbes en torno a nosotros.

"¿Qué ha pasado?" Murmuró llevándose la mano a su adolorida frente.

"Que te la has pegado y han pillado a Kagami durmiendo durante la clase, ¡ahora le van a mandar trabajos forzados durante una semana!" Reí hasta el punto que una solitaria lágrima se deslizó por mi pálida mejilla.

"¡No pueden hacerme eso, tenemos que entrenar!" Vociferó el gigante del Seirin mientras me zarandeaba, visiblemente nervioso.

Me paré al lado del pupitre de Kuroko y le tendí la libreta "ten, las notas de clase..."

Los ojos del muchacho peliazul se iluminaron por un breve momento y una pequeña sonrisa adornó sus labios.

"Gracias Izaya-kun" respondió sinceramente agradecido.

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