Acerca de esta historia:
Intentando huir de la persona que te atormentaba, obtienes un nuevo trabajo cerca de la casa de tu tío Nick, este te ofrece quedarte mientras encuentras un lugar independiente.
Ahí te vuelves a encontrar con tu prima Deliah...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A veces es mejor simplemente cerrar un capítulo de tu vida, darle punto final y continuar con uno nuevo, pero si lo haces ¿cómo sabrás si la próxima página sea en la que tengas éxito?
♡‧₊˚₍ᐢᐢ₎⋆。°✩
Abriste la puerta con sigilo, evitando advertir a los inquilinos de las casas aledañas de tu llegada en medio de la noche, y al entrar, soltaste un suspiro devastado. No había ninguna luz encendida y solo el brillo de la luna te advertía de lo que tenías enfrente.
Te pegaste a la puerta y te deslizaste dramáticamente hacia el suelo, mirando el interior de tu actual hogar, sin ningún indicio de vida o movimiento, solo ese ruido blanco que aparecía a ratos desde alguna parte de la casa y que de algún modo te hacía compañía.
Estabas cada vez más frustrada de obtener el mismo resultado.
Casi más por costumbre que por mera voluntad, encendiste tu teléfono, esperando encontrar alguna distracción, algún indicio, algún mensaje. Nada. ¿Y cómo iba a llegar algo? Si ni siquiera habrías contestado a las llamadas o mensajes que tus amigos te habrían estado mandando, solo porque no te sentías de ánimos como para sostener una conversación casual, pues sabías que tarde o temprano terminarías por soltar todo lo que llevabas guardado, y no era tu intención abrumar a alguien con tus problemas... o que supieran más de lo necesario.
Estabas siendo una pésima amiga en esos momentos.
Un dolor en tu estómago te distrajo, indicándote que ya llevabas varias horas sin consumir algún alimento, y sin ánimos realmente de hacerlo, avanzaste hasta tu cocina, que a pesar de la oscuridad se podía apreciar lo descuidada que estaba. Sin duda todos tus esfuerzos por ser un adulto independiente y estable cada vez fracasaban más.
Abriste la nevera, encontrándote con escasos elementos para comer en ese momento, pues te negabas aún a hacer despensa, no hasta que fuese estrictamente necesario.
'Que patética'
Te lamentaste sin tomar nada del electrodoméstico, cerrándolo con una notoria fatiga. Hiciste entonces camino hacia tu pequeña mesa de comedor, aún en penumbras. Tomaste asiento y encendiste tu teléfono nuevamente, aunque sin esperar ninguna señal de vida social esta vez, simplemente te dirigiste a tu galería de fotos, viendo las pocas que habrías tomado los últimos días y deslizándote a las de tiempo atrás, hasta toparte con una que hizo que tu corazón doliera un poco.