Acerca de esta historia:
Intentando huir de la persona que te atormentaba, obtienes un nuevo trabajo cerca de la casa de tu tío Nick, este te ofrece quedarte mientras encuentras un lugar independiente.
Ahí te vuelves a encontrar con tu prima Deliah...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay, dura ley de ausencia! ¿quién podrá derogarte, si a donde yo no quiero me llevas, sin llevarme, con alma muerta, vivo cadáver?
-Sor Juana Inés de la Cruz
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pinos rojos, cielo negro.
La sensación de que tu cuerpo ya no es más que una energía te invade, incapaz de sentir tus extremidades.
Hay un hombre frente a ti. Tiene un aura tranquila, como si hubiese redimido todos sus males. Lleva una máscara, parece un reptil y su voz resuena en el espacio.
"Toma asiento y pesquemos un rato. No tienes otro lugar a donde ir"
Pero no está hablando contigo.
Hay alguien más ahí.
₍ᐢ..ᐢ₎
"¿(T/n)? ¡(T/n) despierta por favor!"
La voz aún distante de Springtrap hacía que tu consciencia poco a poco regresara.
Aún no te sentías totalmente despierta, pues todo parecía borroso y lejano. Te llevaste una mano a la sien, intentando aminorar el punzante dolor de cabeza y la sensación de mareo que tenías en ese momento.
Apenas notabas la posición en la que se encontraban. Él te sostenía firmemente, pero de manera delicada, tomando tu cuello y parte de tu espalda, evitando que te estamparas contra el suelo. La cercanía te hacía sentir débil.
"Ven, vamos a que te acuestes" dijo, ahora más relajado al notar que ya estabas consciente, mientras hacía el esfuerzo por cargarte.
No te dio tiempo ni para protestar cuando ya te encontrabas en tu habitación, aunque contrario a lo que quería el animatrónico, simplemente te quedaste sentada al borde de la cama, por lo que el se puso a tu lado.
"¿Qué pasó?" La suave voz de Springtrap te hizo reaccionar un poco más.
Y entonces realmente te preguntaste qué había pasado. Tu rostro enrojeció al recordar aquel beso que le habrías dado y después tu dramático colapso.