Capítulo 6: La hija del jefe

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Ali

— Una cosa muy distinta es que por circunstancias dejemos de hablar unos días y otra es que me ocultes que te has ido a vivir a Tenerife —Sira me riñe por la pantalla y yo ruedo los ojos divertida.— ¡Ni si quiera te despediste de mi! El otro día cuando vi la historia pensaba que estabas de viaje...

— Solo es temporal, y no te lo tomes personal por que no se lo dije a nadie —Me encojo de hombros— Fue todo un poco repentino así que no te enfades conmigo

— Y que paso si puede saber para que te fueses allí de manera tan secreta —Sira bufa y yo sonrío.

— El tutor del TFG me aprobó mi tema de las islas unos días antes de venirme. El innombrable se puso muy pesado con volver a verme ¡después de lo que me hizo! y le pedí el jet a mi padre y me vine. Adelanté el TFG y ya esta, no hay mucho más que pueda decirte.

Sira me mira con desaprobación al otro lado de la pantalla.

— ¿Y que tal lo llevas?

Se que Sira en el fondo no está enfadada porque le he nombrado al innombrable. Molesta es normal que esté, de un día para otro no estaba en Barcelona y lo vendí como unas vacaciones improvisadas.

— Genial, todo me está quedando genial. Estoy quedando muy contenta con el resultado. Ya te lo enseñaré cuando vuelva no te preocupes —Ella me sonríe— Ya le he mandado a mi tutor alguna cosa y le está encantando así que... creo que todo va bastante bien

— En el fondo me alegro ¿sabes? ¿Cuántas islas te quedan?

— Dos. El Hierro y La Graciosa. Iba a ir mañana a El Hierro pero mi padre se ha empeñado en enviarme el barco con el capitán para ir a esas dos islas. Así que al final voy dentro de dos días que ya habrá llegado el barco y así me llevara el a las islas.

— Bueno, así mas tranquila —Sira se encoge de hombros y yo asiento.— No han ido a verte

— Están siendo bastante participes en eso de dejarme libertad aunque me lo están pagando todo ellos —Río un poco nerviosa por la confesión y Sira asiente.— Supongo que no me importa, lo llevo bien

— Como para no llevarlo —Sira deja escapar una carcajada.— Oye ¿y como estas llevando las comidas?

— Mi casera tiene un bar que hace comida casera todos los días, así que bastante bien

— Ah claro —Sira asiente de una manera que me hace fruncir el ceño.

— Oye, ¿Cómo te has enterado de que estoy aquí? ¿Ha hablado mi madre con la tuya?

— En realidad...

El timbre suena interrumpiéndola. Miro la hora y frunzo el ceño al ver que son las doce del medio día.

— Luego hablamos Sira, que no se quién es

— Okey —Sira manda un beso a la cámara y cuelgo.

Me levanto de la silla y voy hacia la puerta. Cuando la abro, abro los ojos sorprendida.

— Anda Pedri, ¿Qué tal? ¿Te encuentras mejor?

— ¿Puedo pasar?

Me mira serio. Y me hago a un lado.

— ¿Estás bien? Ayer Rocío dijo te habías ido porque te encontrabas mal. —Cierro la puerta cuando pasa y el se gira hacía mi.

— ¿Cómo te apellidas?

Parpadeo unos segundos estática mirándolo. Mi mirada se dirige a mi móvil que esta sobre la mesa y cierro los ojos divertida.

La chica de las flores  [Pedri Gonzalez] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora