4. De un forma, o de otra.

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Winifred Sanderson dijo:

"On way, or another, i 'm gonna find ya, í'm gonna get ya..."

Gerard abrió los ojos con suma sorpresa al borde del colapso, con las palomitas sobre su regazo, la presencia de Frank a un lado suyo, y la oscura noche de un sábado, mirando ambos la nueva secuela de Hocus Pocus que había sacado Disney. Gritó con emoción, con las palomitas volando en el aire, el gesto del avellana poco contento, al caer estas sobre su pecho.

– "í'm gonna get ya, get ya, get ya, get ya, on day, maybe next week..."

Saltó encima suyo con la risa absorta de diversión plasmada en su rostro. Frank solo se limito a sostenerlo entre sus brazos, dejando que este se acercase peligrosamente a él, como una ruleta rusa. Al borde del acantilado, sí, sí. Ahí estaba Gerard. Frank lo sabía. Iba a caer todo sobre él.

Con el inicio de un beso que le robó el aliento y la cordura, Frank se lo llevó a la cama esa noche. Se le estaba haciendo costumbre al pelinegro calentarle las pelotas cuando quería y en donde quería, lo cuál, jamás admitirá, le estaba poniendo en grandes problemas. Como cuando fueron al centro comercial y el mal nacido le tiró helado encima del pantalón, tuvo que lavarse en el lavabo del baño público, claro no sin antes habérsela mamado en uno de los gabinetes, quitándole los restos dulces según el esmeralda. O esa vez que le hizo cerrar temprano su tienda de guitarras por que se le ocurrió irlo a buscar con una minifalda para su jueves de bar gay. Salió con las piernas hechas gelatina. También está esa vez que yendo por él al trabajo, se le ocurrió masturbarse frente suyo por un reto que cumplió sin titubeos, a lo que terminó estacionando en un callejón y follándole contra el claxon.

Todo aquello pasaba de modo que el tiempo iba haciéndose intermitente entre su vida personal y su nueva vida con Gerard en un papel que ya no era más de solo su mejor amigo.

El nueve de abril llegó con una temática al estilo los 70's, con el incandecente rubio sobre el pelo del esmeralda, quien armó toda una fiesta llena de Blondie, karaoke, cervezas y licor, los mejores mojitos, y las boas decorativas que adornaron toda la casa a punto de reventar.

Él había invitado a Jamia y a Gerard pareció no enfadarle, no la había visto mucho en esas semanas y la chica empezaba a presionarle de cerca. Hasta ahí todo bien. Ray y Bob jodiendo a Gerard por su provocativo traje, amigos del mismo Gee que había visto un par de veces del trabajo y, de los bares a los que a veces iba con él. Ellos eran los más ruidosos.

Cuando los cigarros se acabaron, y al fin pudo terminar con el preparado de mojitos, algunos ya habían vomitado sobre el fregadero de la cocina, se felicitó por haber escondido sus guitarras cuando vio a otro par de husmeadores en las habitaciones, olió algo de yerba viniendo del baño y tuvo que sacar a rastras a aquellos que se horneaban ahí dentro antes de que se desmayaran. Gerard seguía tomando de ese don Julio y solo podía pensar en la resaca del día siguiente.

– ¿No es demasiado?– Jamia le miró preocupada por el esmeralda y él solo suspiró.

– Es su cumpleaños, déjalo.

– Mañana va a vomitar todas sus entrañas– Gerard les miró inquisitivo después de un par de minutos fijos en él, acercándose sigilosamente tratando de no caer.

– Se que... soy muy guapo, pero disimulen, por favor...–se tomó su tiempo para hablar y luego le sonrió.

–Gerard, estás tomando demasiado.

– ¿Quién eres, mi madre?–Jamia apretó los labios mirando hacia Frank que solo gruñó.

– Solo se preocupa por ti.

– Pues... no lo necesito–murmuró con los ojos mirando las luces de colores a su alrededor. Sonrió–. Tú me cuidas.

– Si sigues con esa actitud, tendrás que cuidarte tú solo–apretó los labios desafiante, a lo que solo le señaló. Si dejar de mirarle, se alejó un par de pasos mirando entonces alrededor suyo hasta encontrar una media botella de cerveza, tomándola de fondo.

– A tu salud–apretó los labios con fuerza viendo como volvía con sus amigos que le ofrecían un vaso con algo que adivinó, debía ser vodka.

– Bueno, pues ya lo escuchaste–murmuró ella. Eso solo le encendió.

Sin seguir escuchando algo más de lo que tuviera que decirle, fue hacía él, tomándole del brazo y arrastrándole por los pasillos hasta el baño. El olor a yerba seguía cosquilleando su nariz. Gerard le miró desafiante a lo que solo le tomó con brusquedad dándole vuelta para quedar contra la puerta, separando sus piernas, escuchado su risita burda.

– ¿Vas a castigarme?

– Tengo mis ganas, sí– Gerard volteó de reojo hacia él, con su diminuta dentadura perlada asomándose.

– Adelante, Frankie. Pero después, asegúrate de cogerme con todas tus fuerzas–le dio un par de nalgadas, asegurándose de dejarle marcada la piel blanquecina. Estaba siendo muy placentero, sobre todo al momento de embestirle empezando a hacérselo contra el lavamanos. Miraba su expresión dolorosa y genuinamente excitante contra el espejo al tiempo que trataba de acallar sus gemidos, ahogados en gran parte por el enorme ruido de la fiesta que aún se orquestaba afuera.

– ¿Ya vas a dejar de tomar?

– Sabes... que eso solo fue una excusa...

¿Lo fue?, se aseguró de embestir con más fuerza metiendo un par de sus dedos a su boca haciéndole callar. Sus piernas ya le temblaban, con la camisa escarchada poco a poco resbalando de sus hombros, dejando ver su pecho, justo como lo dejaba ver hacia un rato, cuando se disponía a bailar en medio de toda la multitud que si bien, no la mayoría, había sus quienes que le devoraban con una mirada.

Gerard era... una verdadera joyita.

Se preguntó entonces si él se daba cuenta de ello, y acabó corriéndose al tiempo en el que el esmeralda se venía por segunda vez manchando el suelo. La risita coqueta, los pasos algo erráticos, el sudor que hacía ver a su cutís brillar. Se preguntó entonces, desde cuándo él se dió cuenta.

Caminando de vuelta hacia la multitud, dando pequeños saltos hacia la diversión, con On Way, or another, sonando a todo lo que daba, lo supo...

–¡Es hora del pastel!–la voz de Matt, uno de los amigos de Gerard salió desde la cocina cargando un enorme pastel cuadrado con 29 velas encendidas.

– ¿Dónde estabas, Frank?, te estaba buscando– el toque de Jamia hacia él con un gesto preocupado.

– Veía unos asuntos pendientes–murmuró recordando que le había dejado hacia un buen rato por irse con Gerard a follar al baño.

–¡Frank, hermano, adelante de la multitud, solicitamos tu presencia!–anunció Matt. Todos le miraron. Abriéndole paso, viendo a Gerard correr a abrazarle apenas le tuvo cerca.

-¡Gracias a todos por venir!, les agradezco el gesto de celebrar conmigo este día, sobre todo a ti, Frank–le miró, con una genuina sonrisa–. Eres mi mejor amigo, eres mi familia. No se que haría sin tI–. Sí, lo supo. Siempre había estado ahí.

Eso le aterró. 



~

Holi. 

¿Debería agregar drama al asunto?

Amigos~ Frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora