1 💫

747 28 53
                                    

Dejo por aquí el primer capítulo editado :)

***

A pesar de que vivo en un lugar de ensueño, odio todo lo que hay a mi alrededor.

Son casi las doce y media de la noche y, como es frecuente, no puedo conciliar el sueño.

Tomo una gran bocanada de aire y el aire puro que se filtra entre los árboles del corazón del bosque me llena los pulmones. Dejo caer mis brazos sobre el balcón de la pequeña casa y miro el paisaje tanto como puedo. Las vistas desde mi cuarto son preciosas; el bosque está teñido de un verde que no había visto en ningún otro lugar y el cielo me saluda abriendo paso a un aluvión de estrellas que se colocan estratégicamente para hacerme ver cada noche que el mundo a veces no es tan malo.

Desde pequeña me ha encantado salir a ver las estrellas. El punto álgido es a la medianoche, y siempre estoy ahí para verlas. No recuerdo cuándo me empezó a apasionar la astronomía, pero sé que se ha convertido en un lugar seguro para mí.

También favorece la vista la pequeña casa en frente de la mía. Durante todo el tiempo que llevo aquí, jamás he visto a nadie por la ventana a esas horas. Los inquilinos anteriores se fueron cuando yo era muy pequeña, cuando... cuando ella vivía, así que no recuerdo mucho más que el característico rubio que poseía la mujer. Sinceramente, es una pena que nadie viva ahí, teniendo en cuenta que se están perdiendo un cielo precioso y una tranquilidad que en la ciudad no puede conseguirse.

Casi son las doce y media, apenas quedan dos minutos, pero llevo aquí fuera casi una hora. Los turistas y visitantes que vienen aquí, no pierden tiempo viniendo al bosque, y aunque se quedan asombrados con el cielo que se les echa encima cada noche, el de aquí es mil veces mejor.

Me gusta que cada día haya algo nuevo. Si se agudiza la mirada y se presta atención, se pueden ver los cambios que hay. Son sutiles, nada de cambios de posición o forma, pero cada día brillan de un modo diferente, y eso me resulta bonito. Para mí es más fácil hacerlo, pues aunque decidí tomar un año sabático para no reventar de estrés, estudio Astronomía en la universidad, pero supongo que la mayoría de visitantes no saben apreciarlo.

Cuando el reloj marca la hora punta, me quito los auriculares que llevo de golpe y guardo mi teléfono apresuradamente en mis bolsillos. No es que hayan aparecido las estrellas de golpe, pero sí que ahora me espera un buen espectáculo de apariciones, estrellas fugaces y titilaciones que parecen contarme historias y susurrar mi nombre.

Esto es absolutamente precioso, jamás me cansaré de verlo.

─A la derecha, ¿la ves? Es la estrella más brillante de todas ─ digo en bajito, mirando al cielo. Aunque ya no esté conmigo, siento que me escucha─. A veces me pregunto qué se sentirá ser una estrella...

La única respuesta que recibo es una estrella fugaz deslizándose por el cielo, y eso me oprime el corazón.

─Eso pensaba ─susprio.

Continuo mirando el firmamento en silencio, abrazándome los brazos y dejando que el frío se me cuele en la piel.

Por primera vez en mucho tiempo, algo me desconcentra y hace que retire la mirada, llevándose toda mi atención esa luz que se ha encendido en el piso de arriba de la casa de enfrente. ¿Qué narices...?

La luz es blanca y deja ver la habitación a duras penas por la distancia. No puedo diferenciar cada mueble, pero sí una puerta corredera de cristal y un balcón a unos cuántos metros de mí. ¿Quién está en esa casa?

La puerta se abre, y una persona que he visto un total de cero veces en mi vida se me clava en la mirada. Es un chico. Aparenta tener mi edad, más o menos, y ese rubio me recuerda bastante al de la mujer que antes vivía aquí. Tiene el reflejo de las estrellas en el rostro, pero aun así su mirada es neutra.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora