7 💫

133 10 47
                                    

Me despierto en la misma habitación desordenada de siempre, solo que esta vez, de día.

O eso parece.

Cuando cogo mi teléfono para mirar la hora y me humedezco los labios con la lengua, veo que son las cinco y treinta y cinco de la tarde.

Joder, los desórdenes de sueño comienzan a irritarme.

En la esquina de mi cuarto, permanece el cuadro que pinté anoche, solo que esta vez, la acuarela ya está seca y lista para colgar, retocar, exponer o lo que sea. En mi caso, ya está listo para guardarse junto al resto en un armario ─ bastante limpio y cuidado por mí todos los días, sin excepción ─ blanco, bastante grande.

Me limito a levantarme, maldecir porque me he acostado con la ropa de todo el día de ayer y guardo con cuidado el cuadro con la constelación en el armario, con el resto.

Voy al armario ─ el de la ropa ─ de color negro y lo abro. Mi ropa no es que haga contraste con el color del mueble, casi toda mi ropa es oscura y ancha.

Saco unos pantalones anchos con bolsillos a los lados de color gris oscuro y un crop top negro con una sudadera negra, de cremallena y ancha por encima, desabrochada. De calzado mis Converse de bota color crema.

Podré ser un ser que no encaja en la sociedad, pero visto genial.

Resoplo y me dejo caer en la cama, rendida, mientras veo las notificaciones de mi teléfono. Tengo cinco llamadas perdidas de Lúa. No sé si será el mejor momento para llamarla, pero al menos voy a intentarlo, me vendría bien hablar con ella.

Contesta la llamada al segundo tono y su voz alegre se oye mediante el dispositivo.

─ ¡Akira! ¿Dónde estabas? Te he estado llamando.

─ Lo siento, estaba dormida. ¿Necesitas algo?

─ Nada en especial, quería hablar contigo un rato, tengo el día libre ─ apostaría lo que fuera a que ahora mismo, está sonriendo por eso ─. ¿Qué tal estás? ¿Mi hermano ha vuelto a hacer alguna otra cosa?

─ Estoy... no sé, me acabo de levantar ─ trato de soltar una risa ─. No sé qué ha hecho tu hermano o si ha hecho alguna otra cosa, no sé si quiero saberlo.

─ Oye, ahora que... no tengo nada que hacer y estoy en mi clínica...

No.

No me gusta por dónde está yendo.

─ Lúa...

─ ¿Crees que puedas decirme... cómo te sientes para hacerte un expediente?

─ Lúa...

─ Sé que es difícil, pero, inténtalo, la terapia te ayudará más de lo que crees.

─ No es fá... ─ no me gusta hacia dónde quiere llegar, sé que lo hace por mi bien, pero, no es nada fácil abrirse a alguien, quién sea, con estos temas ─... Lúa... no...

─ Sé que no es fácil, pero, inténtalo ─ sé que lo quiere hacer por mi bienestar y por ayudarme, pero, me veo atrapada en mi propia mente ─. Simplemente... dime cómo te sientes, yo no voy a hacer preguntas. Tan solo vas a hablar tú, nada más, yo me callaré y escucharé.

Tengo las manos frías y temblorosas, no me gusta esto. No me gusta nada. Podría colgar la llamada pero sería muy inmaduro por mi parte. Todas mis extremidades están heladas y no puedo pensar con exactitud. En mi garganta hay un nudo.

─ Lúa... es muy complicado ─ consigo decir.

─ Te daré el tiempo que necesites, tranquila ─ me calma ─. Yo estaré todo el rato en silencio, esperando a que, cuando quieras hablar, hables.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora