2 💫

342 17 24
                                    

capítulo editado


Mis ganas de ver a Lúa no paran de aumentar. Ayer, antes de dormir, intercambiamos un par de mensajes en el que planeábamos quedar hoy también. Queda apenas una hora para salir a ver las estrellas y no me sorprende que hayan pasado veinte minutos desde que la escribí y no me haya respondido. Me dijo que era una chica muy exenta del móvil y que apenas le hacía caso.

La puerta corredera de cristal de su casa se abre sonoramente y la veo salir, con un moño despeinado y dos mechones a los lados. Lleva una sudadera verde oscura, con capucha y algo grande. También tiene puestos unos vaqueros negros ceñidos a sus piernas. No lleva zapatillas, solo unos calcetines pinkie negros y en la mano una barrita Mars a medio comer.

─He visto el mensaje ─me señala con la barrita y traga─. Acabo de hacerlo, pero se me ha muerto el móvil. ¿Bajamos?

─Claro.

─Genial.

─Voy a preparar los tés ─le guiño un ojo y ella sonríe.

─Te espero con la manta.

─Trato hecho.

Me guiña un ojo y le sonrío. Me meto a casa, bajo a la cocina y debo reconocer que he hecho algo de trampas, ya tenía el agua hervida y las tazas preparadas, así que me limito a repartir el agua y poner las bolsitas.

Cinco minutos después, ya están listos, pero esta vez decido tener algo más de cortesía y busco una bandeja de madera blanca, pongo un papelito decorativo cómo de periódico, coloco encima las dos tazas de té que abrasan, saco la caja de pastas de té y pongo cinco al lado de mi taza blanca y otras cinco al lado de la suya.

Abro la puerta con el pie, y cuando elevo la mirada, ella está ahí, con sus manos entre las rodillas y mirando cómo poco a poco van apareciendo las estrellas.

─Lúa ─la llamo con una sonrisa y ella mueve su cabeza rápidamente hacia mí.

Le tiendo su respectivo plato con la taza y pastas encima y lo recibe con una sonrisa.

─Gracias ─cojo una pasta y la mojo en el té, para después llevármela a la boca. Lúa repite la acción y gime, disfrutando─, ¿las has hecho tú?

─Sí, me encanta hacerlas. Al principio me quedaban asquerosas, pero ahora les he pillado el truco y no hay quien me pare con ellas ─bromeo.

─¿Y qué más cosas te gustan hacer? No sé mucho de ti ─hay algo que hace que me sienta bien por primera vez en mucho tiempo y es que muestra interés por mí.

─Me gusta cocinar, leer, escuchar música y hacerme maratones de series hasta que me fusiono con el sofá ─vuelvo a bromear─. Nada del otro mundo.

─Tampoco soy muy original, me gusta ver realitys, pintar... ¡Ah!, y jugar al bádminton.

─¿Pintas?

─Sí, desde los siete años ─suspira, cómo si fueran dos días los que lleva pintando. Me alegra eso. Yo también pinto─, tampoco es gran cosa pero...

─¡Seguro que pintas genial! ─sonrío─. Y, ¿juegas al bádminton, has dicho? Nunca he conocido a nadie que lo juegue.

─Bueno, me alegra saber que soy la primera. Seguramente seré la última también.

Parece que va a decir algo más, pero alguien llama su nombre y las dos dirigimos la cabeza hacia el lugar proveniente del sonido.

─¿Qué quieres, Kayden? ─genial, ese tal Kayden es el hermano idiota de Lúa.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora