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Ya es hora de ver las estrellas.

La verdad, me da pena saber que Kayden solo puede ver una parte. Solo puede apreciarlas por un tiempo, y luego verlas desaparecer. Mientras que yo lo veo todo, porque siempre salgo al bosque a terminar de verlas.

Kayden ha hecho demasiadas cosas por mí desde que me mudé con él, y creo que lo mínimo que puedo hacer es dejarle que las vea.

Hace unos minutos he ido a coger algo de mi cuarto y ya me he quedado ahí, por lo que abro la puerta y bajo a avisarle.

─ Kayden.

Está mirando algo entre sus dedos, pero no consigo ver bien qué es, porque lo guarda rápidamente en su bolsillo.

─ Quédate tú arriba esta noche. Obsérvalas desde el principio.

Me mira extrañado.

─ ¿Y tú?

Niego con la cabeza, restándole importancia. En verdad quiero ver las estrellas y tengo muchas ganas, pero tendré que hacer un sacrificio.

─ Da igual.

Esta noche hace algo de calor, y yo odio el calor, por lo que lo de salir al bosque a verlas queda cancelado si no quiero arrancarme los pelos uno a uno de la frustración que me da tener calor. Y eso Kayden lo sabe. Se lo dije hace un par de semanas cuando estábamos hablando de no me acuerdo qué.

─ Pero... tú amas salir a verlas.

─ Da igual.

No me doy cuenta de que se ha levantado y se ha acercado un poco a mí hasta ahora. Veo preocupación en su mirada.

─ ¿Estás segura? ─ ladea la cabeza ─. Akira, no me importa, puedo verlas desde el bosque...

─ No. Tú también odias el calor.

─ Vaya, chica observadora ─ dice con sarcasmo.

─ Tengo buena memoria.

Se queda en silencio unos segundos, masticando sus palabras, cuando suelta:

─ Puedes quedarte conmigo, si quieres.

─ ¿En serio?

─ Sí. No me importa. Sé que te gusta verlas... y ya que oficialmente somos amigos... creo que es un buen modo de empezar a comportarnos como unos. Se supone que los amigos pasan tiempo juntos y esas cosas, ¿verdad?

─ Sí. Lo hacen.

Asiente con la cabeza y señala la cocina.

─ Voy a por algo de beber. Espérame arriba ─ me sonríe para que me sienta un poco más cómoda y yo subo a su cuarto.

Entro al balcón y me siento en el suelo, porque no hay otro sitio. Siento la brisa nocturna en mi rostro. Aún no salen las estrellas. Queda poco.

─ Ya estoy ─ entra y se sienta a mi lado. Tiene dos latas de Aquarius de limón en la mano ─. Espero que prefieras el de limón. Si no es así, puedes ir haciendo maletas.

Eso realmente me hace reír.

─ Tranquilo ─ le aseguro mientras tomo una lata, la abro y me guardo la chapa en el bolsillo. Amo guardarlas ─. El de naranja sabe a medicina.

Se ríe y miramos al cielo.

Hay un puntito blanco.

Y entonces aparecen más.

Y más.

Y más.

Hasta que el cielo se tiñe por completo de puntitos blancos y una enorme esfera brillante a un lado.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora