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Han pasado veinte minutos desde que me metí de nuevo en mi habitación. Las estrellas ya se habían desvanecido, después de casi cuatro horas brillando. Tan solo se ven las de siempre, las que no tienen nombre reconocido y brillan poco. Pero esas permanecen ahí toda la noche y tengo que dormir, aunque tenga insomnio, tengo que hacerlo.

Ahora debería irme a dormir, pero decido antes pintar la constelación que tanto ansío por pintar. No me lo pienso, me pongo de nuevo mis auriculares con el volumen al máximo y preparo el lienzo, el caballete y las acuarelas y me lanzo a pintar. Podría salir afuera a pintar, ya que ya no hay nadie, pero no tengo la luz suficiente, así que me limito a hacerlo en mi habitación. He encendido mi luces led en un color donde se puedan ver bien los colores y también me he puesto en un sitio donde haya buena iluminación. Ahora, estoy escuchando música, la canción Sparks, de Coldplay. Una vez que ya tengo las acuarelas listas, me lanzo a pintar. Siento una oleada de alivio cuando el pincel roza la mezcla de algodón y poliéster que forman la tela del lienzo. Empiezo cubriendo todo el fondo con un color azul zafiro que describe muy bien cómo se vería el cielo. Obviamente, el color en la acuarela seca se ve más oscuro, pero mezclada con el agua ─ como se tiene que usar una acuarela ─, se ve más claro. Y a mí me gusta más así.

Espero a que seque ─ que no son más de diez segundos, pues son acuarelas profesionales ─ y pinto esta vez con un tono amarillo claro después de haber limpiado el pincel en el agua. Pinto un círculo en donde va la estrella correspondiente, luego otro, y otro hasta que la base de la constelación está lista. Después, uno las líneas de manera correcta con el mismo color y una vez que se seca pinto alrededor de la constelación con un tono azul marino, para dar contorno, sombreado y protagonismo a la constelación.

El dibujo me toma casi hora y media, aunque no lo parezca, conlleva precisión, paciencia, calma, cuidado y delicadeza. Y también porque añado detalles y, al final, con un pincel limpio, que únicamente uso para el color negro, escribo abajo con buena caligrafía el nombre de la constelación. Me ha quedado precioso.

Dejo reposar el lienzo sobre un mueble de mi cuarto y me meto en la cama, tras haber apagado todas las luces. No quiero pensar ahora en nada. La única iluminación que hay es la triste luz nocturna que se cuela tras las cortinas.

Miro al techo en la oscuridad y entro en negación en cuanto la misma vieja sensación de vacío se me instala en el pecho.

No, no hoy, lo estaba haciendo bien...

Pero lo que más odio de eso es que no puedo evitarla, no puedo evitar esa sensación, y eso me da coraje, porque quiero acabar con ella de una vez.

Me paso las manos por el pelo, frustrada y las dejo caer, rindiéndome. El insomnio y los problemas me están matando. Y lo odio, porque sé que muy pronto empezaré a llorar. La mayoría del tiempo, no me hace falta buscar motivos para llorar, simplemente, lo hago. A veces ayuda, desahogarse es una de las cosas que más necesito en la vida, pero hay bastantes momentos en los que lo odio, porque me doy cuenta de que estoy mal. Muy mal. De que estoy rota.

Suelto el mismo suspiro de todas las noches, dando a entender que estoy más que harta de la situación. Todos dicen que estas cosas acaban pasando, que son fases y que todos los harapientos que tengo dentro desaparecerán, pero llevo así desde los once años. ¿Cuál es el punto de cada cosa?

Mi ansiedad no disminuye, mis grietas no sanan, mi vacío no se llena. Ni nunca lo harán.

Y quizá soy yo el problema.

Y eso es lo que más me duele de la situación.

Que yo soy el problema.

Mi teléfono vibra unas cuantas veces y sé que es Lúa la que me escribe, pero no quiero hablar con nadie ahora. Solo quiero... huir. Huir de mí misma. Quizá, una pequeñísima parte de mí desee hacer lo mismo que hizo Dianna, pero ella no se rindió, ella terminó su batalla. Ella tuvo el valor de hacerlo, finalizar su batalla y porque se quería a sí misma.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora