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Ha pasado una semana, casi y media, desde que me largué.

No he encendido el móvil desde entonces, ni he salido a ver las estrellas. Apenas he comido.

Pero voy a cambiar eso, porque no quiero seguir así, así que me levanto del sofá, subo las escaleras y entro a mi cuarto.

Es de noche, y eso implica estrellas.

Sonrío, ladeo la cabeza y suspiro.

Camino lentamente hacia el ventanal, que corro con delicadeza. No me atrevo a mirar al cielo, siento que le he decepcionado. Ha sido la primera vez que no salgo a ver sus astros.

Miro las baldosas siendo pisadas por mis zapatillas, avanzo lentamente hasta que poso la mano en la fría barra de metal. Cierro los ojos y la brisa nocturna me golpea. Aún estoy preparándome para salir al exterior después de nueve días encerrada en mi casa.

Pero los abro antes de tiempo cuando escucho un sollozo.

Me asomo por el balcón y se me cae el alma a los pies.

Kayden está en los troncos donde yo solía ponerme con Lúa abrazando sus piernas y el rostro enterrado en ellas. Por la vibración de sus hombros cuando solloza, sé que está llorando. Y a sus pies está mi papel, donde ponía su nombre.

Ha estado llamando a mi puerta estos días, pero no le he hecho ni caso. Así que no sabe que estoy aquí.

Mierda, está destrozado...

Su teléfono vibra en su bolsillo y lo saca, con una chispa de esperanza en sus ojos, pero esta se desvanece al instante cuando ve quién le llama. Se lleva el teléfono al oído.

—No... la he buscado por todos lados. He mirado en toda la ciudad, en su casa... Lúa, Akira no está. Y... —tiene los ojos empapados en lágrimas, y verle así me rompe en millones de pedazos—. Siento que es por mi culpa. La última vez que nos vimos me respondió cortante y salió de casa, y ya no la volví a ver. No sé qué he hecho mal, pero no aparece por ningún lado.

Está hablando con su hermana. Y cree que él tiene la culpa de todo.

—¿Cómo quieres que me tranquilice si Akira no está conmigo, joder? —gruñe, y se escapan otras dos lágrimas más de sus ojos—. No sé dónde está. Se ha podido... La he perdido —susurra.

No llego a escuchar la voz de mi mejor amiga, pero, viendo el estado de Kayden, sé que todo esto va en serio.

Cómo quisiera abrazarle.

Pero a la vez no.

No puedo arriesgarme a que rompa mi corazón.

—Solo... Solo quiero que vuelva conmigo. No sé qué he hecho mal. Y, si tiene que gritarme, enfadarse o incluso destrozarme, que lo haga. Porque así, al menos estará conmigo —murmura, con la voz destruida.

Mis ojos se están llenando de lágrimas sin mi permiso. Verle así de vulnerable y triste me duele. Más si la razón soy yo.

Pestañeo para borrar las lágrimas y suspiro.

—Ya he probado a hacer de todo para buscarla. La he llamado mil veces, pero no respondía. He buscado en todas las casas del bosque, pero no estaba en ninguna. En el centro de la ciudad, en ningún hotel —se queda callado, escuchando la llamada—. Claro que he preguntado por ella en todos los hoteles de la ciudad, Lúa. Hasta me he ido a todos los sitios que rodean Edimburgo.

Traga saliva y frunce el ceño.

—¿Cómo que por qué he hecho eso? ¡Porque la quiero, joder!

Me quedo en silencio.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora