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DOS SEMANAS DESPUÉS:

Barman: Perfetto —hizo un ademán con sus manos—..

- ¿En serio teníamos que venir aquí? —entrecerré los ojos—.

Mingyu: Cuando dije que tenías que distraerte hablaba de esto, así que no reproches —dijo tomándome por los hombros—.

- Sabes que odio los lugares aglomerados.

Mingyu: Lo sé, cariño —rio—.

- Que odioso.

Mingyu: Pero así me amas.

El barman nos entregó nuestras bebidas y después de tomarlas Mingyu tomó mi mano hasta la pista de baile.

- No sé bailar —dije nerviosa—.

Mingyu: Sólo déjate llevar, yo te voy a guiar —guiñó un ojo—.


Al principio estaba muy tensa y más cuando puso su mano alrededor de mi cintura pegándome más a su cuerpo, sentí su respiración en mi oreja y dejó un beso en mi cuello haciendo que soltara un ligero jadeo que al parecer le agradó, ya que su agarre fue con más firmeza y me volteó quedando frente a frente.

Mingyu: ¿Acaso quieres que muera? —mordió su labio inferior coquetamente—.

¡Dios! como que hace calor, ¿no?

- Deja de jugar, Kim.

Mingyu: Siempre de amargada, pero yo te ayudaré con eso —guiñó un ojo—.

- ¡Ya! Si sigues así te juro que me voy.

Mis mejillas ardían y sé que mi rostro se encontraba bastante rojo.

Mingyu: ¿Qué? No dije nada malo, cada quien piensa lo que quiere, sucia —habló divertido—.

- Yo no pensé nada malo, sucio tú
—fruncí el ceño—.

Mingyu: Basta de hablar y que comience la acción —puso un dedo en mis labios—.


No me dejó si quiera procesar sus plabras cuando comenzó a hacer que me moviera a su ritmo, obviamente mis pasos eran algo torpes pero él sabía lo que hacía. Tocaba mi cuello con sus manos de una forma muy provocadora podría decir, sus manos se encontraban en mi cintura y de vez en cuando aprovechaba para dejar un beso tanto en mi cuello como a un lado de mis brazos que se encontraban algo descubiertos.

Conforme la canción los pasos variaban, él siendo un experto y yo una simple novata quedábamos a la perfección, pues este me guiaba.

Después de casi una hora y media de estar bailando hasta quedarnos sin aliento fuimos por una bebida, realmente estábamos sedientos.


Mingyu: Para no saber eres bastante buena —sonrió—.

- Tengo un excelente guía que es bueno en eso —le guiñé el ojo—.

Mingyu: ¿Ah, sí? —dijo ladeando la cabeza— también soy bueno en otras cosas —levantó una ceja—.


Casi escupo el trago que había llevado hace segundos a mi boca y eso le pareció bastante gracioso.


- No le veo la gracia.

Mingyu: Pues yo sí —cerró sus ojos—.

Bien, ¿quiere jugar? Pues también puedo hacerlo.

- Pero ya que dices —dije tocando su pierna— podrías mostrarme algo, ¿no crees? —dije guiñando un ojo—.

Ahora fue al revés, este se atragantó con su bebida y su cara estaba que ardía.


- ¿Qué? ¿no quieres? —fingí un puchero—.


Mingyu abrió sus ojos y dejó la copa que traía en la barra.

Mingyu: ¿Qué? —habló nervioso—.

- Bien, si no quieres está bien.

Me paré y caminé en dirección a la salida, sabía que él vendría tras de mí. Al llegar hasta su auto este tomó mi mano y me acorraló en la pared que se encontraba atrás de nosotros.

Mingyu: ¿Hablabas en serio?

- ¿Tú no? —apartó la mirada y se separó un poco de mí—.

Mingyu: Bueno, bromeaba un poco
—se rascó la nuca— no es que no quiera pero cuando llegue a pasar quiero que sea especial y...

- Min, sólo bromeaba —a este punto ambos ya teníamos las mejillas como un tomate—.

Mingyu: Yo, mmm —rio nervioso—.


Me pareció bastante tierno así que me acerqué y junté nuestros labios, al separarnos dejé mi frente con la suya y sonreí para después darle un abrazo.

- No te avergüences, todo está bien
—dije mirándolo—.

Me sonrió y tomó mi mano con delicadeza.

Eran las 12:50 cuando llegamos al hotel, él bajó primero y abrió la puerta extendiendo su mano hacia a mí.



- Gracias —sonreí—.

Mingyu: No es nada, bella dama.

Nos estábamos despidiendo y giré en dirección a la entrada cuando me jaló y me abrazó durante un tiempo.

Mingyu: Me divertí mucho —dio un beso en mi nariz— mañana pasó por ti e iremos a cenar.

- Bien, te veo mañana —sonreí—.

Mingyu: A las 8:30.

- Perfecto.

Iba a darle un beso en sus labios cuando....

Jungkook: ¿Qué mierda es esta? —dijo muy molesto—.

¡Carajo! Este es el fin. Ambos nos giramos y vimos a un Jk echando humo hasta por las orejas, dejó caer aquellas bolsas en el suelo y a pasos largos se acercó hasta nosotros.


Jungkook: Suéltala, imbécil, ¿qué estás haciendo? —dijo dándole un golpe en su hombro y mirándome—.


Lo que no quería que pasara justo ahora está sucediendo y si no hago nada lo más probable es que mi hermano agarre a golpes a Min.


- ¡BASTA! —miré a jk— Min, tienes que irte, mañana hablamos —hablé apenada—.

Asintió y se fue, agarré a Jk y lo llevé hasta mi habitación que por sorpresa ahí se encontraba Woo comiendo ramen.

          

LOVE IS THE TRUTH / Kim Mingyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora