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Chico de seguridad: Señorita Jeon, un joven llamado Kim Mingyu está solicitando acceso a la residencia y dice conocerla, ¿le niega la entrada o...?

- Denle acceso —hablé desganada—.

El chico asintió y se retiró dando una reverencia, no pasaron más de cinco minutos cuando Kim entró no si antes ser revisado por completo.


- Esto es una mierda —dije refiriéndome al estúpido protocolo que hacían—.

Sonrió al verme y negó a lo que dije, subimos hasta a mi habitación cerrando la puerta con seguro.

Mingyu: ¿Cómo estás? —me abrazó—.

- Bien, eso creo —me encogí de hombros— ¿y tú?

Mingyu: Bien, supongo —rio—.

Lo abracé quedándonos así unos minutos.

Mingyu: Princesa, ¿qué sucedió?
—levantó una ceja—.

- Min, me estoy volviendo loca, no sé si sea por lo que está pasando o que sé yo, mi cabeza está hecha mierda.

Mingyu: Que vocabulario tan bello
—me robó un pequeño beso en los labios—.

Mingyu: ¿Qué sucede?

- Olvídalo —metí ambas manos a mis bolsillos traseros—.

- ¿Salimos?

Mingyu: ¿Y puedes? —rio—.

- Mmm, no, pero hay una manera de irnos sin que se den cuenta —sonreí—.

...

Mingyu: ¿En serio crees que es una buena idea? —preguntó curioso—.

- Sí, sí, no se darán cuenta ya te lo dije cómo cuatro veces —hice una mueca—.

Mingyu: Pero, ¿y si me revisan?

- No lo harán, ahorita les diré que sacarás algo y ya, no tienen porqué revisarte.

Mingyu: Bien, si nos descubren tú darás la cara.

- Sí, sí —ladeé la cabeza— Bien, la cosa es, ¿me podrás levantar cuando la subas a la camioneta?

Mingyu rio orgulloso de sí mismo y se acercó hasta mí.

Mingyu: Te sorprenderías, el hecho de levantarte no es nada —sonrió mostrando sus dientes—.

- Bien, señor fortachón.


Hablé con los chicos de la entrada y pusimos en marcha el plan, me metí a aquella maleta lo más hecha bolita que pude y este la cerró con cuidado, no hubo mucho problema ya que no soy muy alta, así que quedó perfecto.

Salimos de la habitación y nos dirigimos al ascensor, unos minutos después escuché que Min habló con alguien y después abrió la puerta de su camioneta metiéndome con cuidado y vaya que no fue difícil subirme.

Era demasiado incómodo estar ahí dentro, ya que con el movimiento del auto hizo que me fuera hacia adelante y me pegara, escuché una pequeña risa proveniente de Mingyu y bufé.

Salimos de la residencia y a unos cuantos metros se paró y me bajó con cuidado.


- ¡Agh! Casi me matas —me estiré un poco—.

Mingyu: Lo siento pequeña —soltó una carcajada—.

- No es gracioso, Kim.

Mingyu: Sí lo es, Jeon.

- Como sea, ya vámonos que nos miran raro.

Sí que nos miraban raro, no siempre se ve que de una camioneta alguien se baje y saque a una persona de una
maleta. Echó la maleta en la parte trasera y me nos subimos.


Mingyu: ¿A dónde vamos? —me miró—.

- ¿Recuerdas la casa en la que pasó todo? —sabía a lo que me refería—.

Mingyu: ¿QUÉ? —exclamó— ¿a qué quieres ir ahí tn?

- Sólo conduce, Min.

Mingyu: A veces olvido que eres muy seca —rodó los ojo—.


El camino hasta aquella mansión fue en silencio, considero que lo que dijo debería de cambiarlo un poco con él, después de todo no me trata de tal modo. Sin embargo, no es fácil cambiar mi manera de ser de un día para otro y no es que cambiaré sólo por alguien, pero creo que Min no merece que la mayor parte del tiempo lo trate de mal modo o le hable mal.


- Es cierto —miré hacia abajo—.

Mingyu: ¿Ah? —me miró levantando una ceja—.

- Sé que soy seca e incluso algunas veces soy fría contigo y no mido mis palabras —reí apenada— pero no es que quiera hacerlo y créeme que al final de todo me digo a mí misma que soy un idiota por hacerlo.

- No puedo dejar de ser como soy de un día para otro, tampoco voy a cambiar lo sé perfectamente, pero no quiero que te sientas mal por eso porque en serio soy una completa idiota. No quiero que después de todo al final termines odiando la manera en la que soy, mi vocabulario es una mierda al igual que mi personalidad, no sé —me encogí de hombros—.

Mingyu: Jamás podría odiarte, jamás odiaría la manera en la que eres y aunque tu hablar es un tanto inadecuado así te quiero —me observó de reojo— tal como eres me gustas y no quiero que cambies sólo porque crees que puedes herirme.


Apretó ligeramente mi mano y sonrió mirando al frente. Unos minutos más tarde por fin llegamos a nuestro destino, aquella residencia se encontraba con cinta amarilla y algunas ventanas con tablas.


- Mmm, no ha cambiado del todo
—observaba cada mínimo detalle—.

Mingyu: Tn, ¿para qué venir aquí? Esto es sólo una tortura y no comprendo el hecho de que pidieras que te trajera aquí.

- Sólo sígueme —nos adentramos a aquella mansión—.


Caminamos hasta llegar al lugar donde mi vida cambió por completo, observábamos cada cosa y a pasos lentos íbamos. Lo único que se escuchaba eran nuestras pisadas que al hacerlo algunas hojas y ramas eran trituradas por nosotros.

Paré en seco al llegar a la entrada de aquel lugar y recuerdos se apoderaron de mi mente, lo que sucedió hace años revivió y se sintió horrible, el escuchar aquel disparo y después ver a mi padre tirado sin vida.

No me percaté de que Min estuvo hablándome durante varias veces hasta que pasó una mano por mi cara haciéndome reaccionar.


Mingyu: ¿Qué es lo que buscamos? ¿estás bien? —preguntó com curiosidad—.

- Mmm, honestamente ni yo lo sé
—me encogí de hombros—.


Solté un suspiro y me recargué en el marco de la entrada, cerré mis ojos unos segundos y los abrí cuando sentí la respiración de Min en mi oreja.


- ¿Qué haces?

Mingyu: Sólo te observo —sonrió—.

Fruncí el ceño girandome quedando frente a frente.

- Eres un poco raro, ¿lo sabías?

Mingyu: A menudo me lo dices —rio—.

Se acercó rozando mis labios con los suyos cuando...

Mingyu: ¡Mierda! me asustó —soltó una risa—.

- ¿No contestarás? —asintió y atendió aquella llamada—.

Mingyu: ¿QUÉ? —dijo casi en un grito—.



Inmediato volteé a verlo y su cara estaba totalmente roja y sus manos hechas puños, colgó y me tomó de la mano sacándome de ahí a pasos largos.



- ¿Qué sucede?

Mingyu: Es mi padre —dio un golpe al volante—.

LOVE IS THE TRUTH / Kim Mingyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora