Mesura

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Hola!

Gracias por la espera. Ya está aquí el nuevo cap.

Deseo que cumpla con cualesquiera sean sus expectativas.

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La magicat se levantó del suelo en donde estaba haciendo algunas abdominales. Unos metros separada de ella, estaba su vecina concentrada en levantar tanto peso como pudiera con su cadera. Catra se preguntaba si Adora sabía lo sexy que era haciendo su rutina de ejercicio. Ahora estaba más emocionada de que llegara el viernes. Necesitaba con urgencia apagar los fuegos que iniciaba Adora. Su libido había regresado con toda la fuerza después de sus pequeñas vacaciones los meses pasados. Los automasajes estaban bien pero Catra siempre había preferido esta actividad entre dos o más personas

No había vuelto a cometer el error de atosigar a Adora con propuestas más allá de puramente amistosas.

Hasta ahora se contentaba con la rutina que había alcanzado. La cual incluía estos entrenamientos tres veces a la semana con Adora. Pero la rutina no era 100% estable por lo que había tenido que pasar por la no tan agradable experiencia de pedirle su número a la rubia. A veces se pasaba el rato mirando el contacto en la pantalla, preguntándose si sería demasiado de su parte iniciar una conversación más allá de lo que ya tenían establecido. Le encantaría sinceramente poder conocer mejor a quien cada vez más entendía menos.

Estaban en una oficina vacía, Catra movía sus caderas duramente contra los dedos de su compañera, con apenas los pantalones desabrochados. Debía reconocerle la habilidad. Sus jadeos eran callados por unos labios hambrientos, igual de habilidosos que los dedos. No hubo tiempo de juego previo, y no era algo que necesitase, porque sus bromas pesadas, esos ojos bicolores, de un modo distinto al propio, eran tan descarados que solo hacía falta una mirada para saber que tendrían que buscar unos minutos a solas para desfogarse.

Se sonrieron, cómplices, con la premura de acabar. Con la adrenalina de saber que las podrían descubrir en cualquier momento. Se habían cerciorado de estar lo más solas posibles, pero el riesgo seguía ahí. Después de todo, estaban en las oficinas de Galactica Inc.

Se habían caído tan mal. Se repelían mutuamente como podría esperarse de los gatos y el agua, pero Catra se encontró disfrutando de nadar en estas aguas violetas de destellos rosáceos.

Catra se apoyó más contra la pesada mesa de conferencias para poder impulsar sus caderas a los dedos que la penetraban y acariciaban su carne caliente y suave desde dentro. Sintiendo crecer la presión, se abrazó a los hombros contrarios y un gruñido ahogado de placer salió de su garganta mientras mordía sobre la tela a su acompañante. Siguió jadeando mientras se recuperaba de la avalancha de placer prohibido que la recorría desde su centro a cada punta de su cuerpo. Su cola traicionera y relajada, se enredó en el brazo que un momento antes la invadía en una caricia suave.

Acabada la explosión, Catra tuvo el deseo de restregarse como una gatita contra su compañera, no quería sucumbir porque esto era solo un desborde de pasión, un antojo.

Catra todavía trabajaba como la chica de las copias en el departamento de Capital Humano cuando tuvo que entrevistar a la nueva gerente junior del área de finanzas. Era bueno para ella, porque toda actividad nueva era experiencia, pero sabía que la mandaron a ella solo porque era un tramite. Tenía que existir un reporte de que se había entrevistado debidamente a la nueva recomendada. Obviamente, ninguna de las opiniones de Catra importaban en el asunto, pero al menos podría desarrollar su habilidad de entrevistadora y leyendo a la gente.

La chica llegó con su corte perfecto, un traje sencillo pero que gritaba estatus en cada costura, y tenían la misma edad. Ojeando rápidamente el pequeño curriculum lleno de actividades extracurriculares, conferencias y cursos, no tenía ningún trabajo real en él. Y ya iba por un puesto para el que la compañía pedía al menos dos años de experiencia manejando equipos de trabajo. El nepotismo era asqueroso. Igual que lo que hacían en cualquier oficina o baño vacío que encontraban.

Segunda RondaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora