Regalos y Noticias

104 16 2
                                    


La verdad, que ganas de tentar al destino, escupir hacia arriba o como le quieran decir... declaro que no quiero dejar de escribir, que quiero constancia y ppff

Mi celular murió y revivió, pero no tiene ningún recuerdo de su vida pasada... y yo sigo en duelo por haber perdido tal cantidad de fanarts. Tenía fácilmente unas veinte mil imágenes catradora... en fin, ya ni llorar es bueno.

Disfruten el cap! aunque quedo cortito, está bonito.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Seguro Adora también tendría hambre. Pero era tan delicioso estar en la cama con ella. La llamada con los niños fue hace unos momentos y el tal George mencionó que iban a cenar. Solo cinco minutos más, por favor. Y si no era tan tarde, Catra correría a su habitación por algo que llevaba semanas ahí, y otras cosas que apenas adquirió, sin que la viera Kate, porque simplemente, no sabría qué expresar. Quizás a la luz de un nuevo día, su estupefacción al fin daría pasó a la alegre realización de que lo que estaba viviendo era real y no un sueño. Se acercó más a Adora después de una serie de besos y se acomodó sobre su pecho, mientras la rubia le acariciaba la oreja expuesta.

Con deliberada lentitud, puso un dedo con la garra un poco crecida en la unión de las clavículas, para bajar presionando un poco, dejando una línea blanca sobre la piel. Sintió la respiración de Adora agudizarse, recorrió la línea de la camisa abierta y la retiró un poco para llegar hasta el pezón dormido, Adora tomó aire duro y rápido, pero el dedo con garra siguió bajando, por el seno, notando las pequeñas líneas brillantes a contra luz de las estrías ahí, por el abdomen, y algunas pequeñas e irregulares cicatrices, medio circulares, ¿eso era de la varicela, verdad? enfermedad rara entre los therians, peligrosa en los adultos, siguió bajando hasta llegar a la cicatriz más grande que había visto en el cuerpo de Adora.

Justo sobre la línea del vello púbico, la cicatriz que Catra había ignorado y simplemente no reconocido. Como siempre, era hábil para no ver lo que no quiere, y eso se aplicó a evitar las partes pudendas del cuerpo de Adora aunque la ayudara a vestirse una o dos veces. Incluso con una toalla medio cubriendo a la pediatra. No, porque su sanidad dependía de no tener sueños húmedos más realistas con ella. Ya bastante era saber exactamente como rebotaba la luz... y la carne de ese cuerpo con cada ejercicio. Pero ahora... ahora podía aprender y absorber y disfrutar sin ninguna culpa, si es que la sintiera. Su restricción era puramente por motivos egoístas, no por cortesía o pudor.

Trazó la línea de la cicatriz y percibió cómo Adora se tensaba. Era una línea delgada, con algunos puntos abultados y ligeramente rosada, que seguía la línea del vientre y el nacimiento de las caderas.

—D-debería notarse mucho menos, pero nunca... nunca he sido buena para guardar reposo y eso no ayuda a la correcta cicatrización —dijo Adora disculpándose.

Catra no dijo nada un momento, considerando las palabras y el sentimiento de Adora, además de recordar la insistencia de Mermista sobre que la pediatra no era una paciente sencilla.

—¿Por qué fue necesario? —preguntó en su lugar. Adora volvió a recostarse y acariciar su cabello y oreja, así que fue una pregunta adecuada.

—Hum... ¿Quieres la versión corta o todo el drama? —dijo entre consternada y divertida. ¿Estaba bromeando? Catra quería saberlo todo, mucho más. Nada como una historia de la vida de Adora, contada por la misma, actuada por la misma. Adora era muy física al hablar, movía las manos y los brazos, hacía muecas.

Realmente no quedaba nada de la educada y reservada persona que Catra conociera en la cena de Kate.

—¿Qué tal si me lo cuentas mientras cenamos?

Segunda RondaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora