Citas y Verdades

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Hola!No puedo creer lo rápido que se han pasado las semanas DX y el capitulo solo se alargaba y se alargaba. Como tenía aparte el flashback y la historia principal, no me dí cuenta de la extensión hasta que los uní. En fin! solo estoy a dos semanas de terminar el dichoso entrenamiento y tener tiempo para mí, y por extensión para las historias y ustedes uwu

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Adora estaba a punto de entrar al supermercado cuando una polilla anciana salía, y se le cayeron sus recibos y papeles, la rubia se agachó para ayudarla y al incorporarse a contra luz de la plaza comercial, el recuerdo de la noche le llegó. El vago reflejo de mirar a alguien directamente hacia arriba. Entre sonrojos se apresuró a devolverle sus cosas a la polilla, que le sonreía dulce y agradecida, y Adora se retiraba un momento a las grandes columnas de los costados de la entrada.

¿Por qué veía a Catra desde abajo? ¿Qué había pasado?

El fondo del recuerdo era borroso. Adora no podía ubicarse ni en el tiempo ni en el espacio. Pero la idea de ver a Catra hacia arriba, no era del todo desagradable. Nada desagradable.

Ahora ya no sabía como enfrentarse al desayuno que tendría dentro de poco más de una hora.

Glimmer siguió viendo a Catra para trabajar en su propuesta. Se veían en los descansos y Catra le estaba enseñando todo lo que ya sabía de la compañía en el que estaba siendo su segundo año de trabajar ahí. Le caía tan mal a veces. Era divertida, sarcástica, apasionada, y una niña berrinchuda. Catra atacaba constantemente su falta de experiencia en el mundo real, el dinero de mami y papi, sus mil cursos y ningún trabajo.

Glimmer se reía siempre, se mofaba de vuelta y presumía algún estúpido cliché de niña rica que solo confirmaba las bromas ácidas de Catra. Cómo cuando la gata le preguntó cuál había sido más difícil de decidir; si un pony o un nuevo cuarto de juegos en su mansión. Y Glimmer, con ese brillo picaresco en su mirada, le respondió que lo más difícil fue decidir cómo llamar al pony y qué tan grande sería el cuarto de juegos.

Catra de verdad no la toleraba.

Y más cuando en medio de las bromas, sacó a relucir que aunque no venía en su curriculum oficial, Glimmer no tenía experiencia en ningún trabajo pagado. Pero tenía un montón de experiencia administrativa ofreciendo sus servicios voluntarios a fundaciones y organizaciones sin fines de lucro de todo tipo, pero en especial los que atendían marginalidades y animales.

Por eso es que había sabido identificar la problemática en su departamento. Aunque según Glimmer, cualquiera con dos dedos de frente tendría que ver que unos caprinos no podían trabajar a la misma temperatura que unos úrsidos ni lagartos.

Las bromas seguían, la picardía iba y venía entre las dos.

Catra tenía una amiga caprina, una advenediza que toleraba porque la alababa, que pronto señaló lo pesada que era Glimmer, leyendo incorrectamente el fuego en la mirada bicolor que quería incinerar a tal gerencilla.

Adora se alistó cuando llegó a su casa, con los ingredientes para un desayuno principesco. Había avanzado un poco con su investigación auto impuesta sobre los magicats, por lo que ya sabía que la proteína era esencial en su dieta. Y a ella también le sentaba excelente para mantener esos bíceps que tanto le gustaba flexionar. Dejo a medias las cosas en la cocina y fue a cambiarse. No estaba segura de qué ropa usar. Quizás le estaba dando muchas vueltas al tema.

El Sol le daba una caricia placentera desde la ventana y en vez de unos jeans, para no recaer completamente en unos shorts, se le antojó algo que ya tenía una época sin usar. Un ligero y hermoso vestido blanco, con flores entrecruzadas en el diseño, pintadas suavemente como si fueran una acuarela sobre la vaporosa tela blanca. Las flores eran azules y lilas y amarillas, muy suaves. Con un escote delicado, le dejaba los brazos desnudos desde el hombro y se notaba su espalda fuerte y su figura general se veía más femenina solo por el corte del vestido a la cintura, que le llegaba unos centímetros debajo de las rodillas. Se dejo el cabello suelto, sujeto solo un poco al lado con un broche dorado. Unas sencillas sandalias de meter complementaron el atuendo.

Segunda RondaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora