Estableciendo Contacto

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Hola!

Bueno, todavía no logro llegar al punto, pero ya estamos más cerca!

No prometo nada para el próximo cap, pero cuando pase...! Aquí es "Catra falls first, Adora falls harder"! Y tal vez sean versátiles(?)

En fin, enjoy it!

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Para la consternación y vergüenza de Adora, aunque al mismo tiempo fue un extraño alivio pues se distrajo, el imaginario coro de enfermeras que Catra mencionara cobró vida a las puertas del hospital. Catra iba empujando la silla de ruedas, con la cola firme sobre el hombro de la rubia, y Adora llevaba sus cosas en el regazo. Una enfermera humana traía una muleta y algo enrollado también. Mermista se había adelantado con a la recepción para firmar su pase de salida y recoger el resto de las pertenencias de Adora.

Seis enfermeras en total eran la comitiva de despedida de la pediatra, le esperaban con regalos y flores en tonos blancos, rosas y amarillos. Con algún toque intenso de violeta y rojo.

—Doctora, todas esperamos que se recupere lo antes posible —dijo con dulzura una sátira madura que no dejaba de sonreír soñadoramente y se acercó con el primer ramo de flores.

Mermista le brindó a Catra una sonrisa arrogante y señaló con la cabeza a las enfermeras cuando fingía agacharse un poco a ver las flores, de espaldas a las cuidadoras. Catra recordó su comentario de la madrugada. Ya veía que Mermista no jugaba con bolas fantasma. Catra estaba segura que cada una o entre todas esas sonrientes enfermeras, como si estuvieran ante la estudiante popular, estarían felices de ayudar en lo que pudieran a la convaleciente, guapa y amable Doctora Grey. Así que Catra les respondió con una sonrisa dulce y mortífera porque sería ella la que cuidaría de la pediatra. Apretó más su cola al brazo izquierdo de Adora.

—Oh, muchas gracias... de verdad, no tenían qué... —pero Adora apenas podía agradecer ante la avalancha del resto de muestras de cariño y aprecio.

—No sabe lo contentas que nos pone poder verla otra vez, doctora. A pesar de las circunstancias —se acercó una de ellas, una felina rayada de cuerpo grande y exuberante. Su cabello castaño corto se confundía con su manto marrón y su larga y peluda cola terminaba en un punta esponjosa negra, que se atrevió a poner sobre el muslo de Adora. —Esperamos que cuando se recupere de este contratiempo pueda volver al hospital. No hemos dejado que nadie ocupe su oficina.

—Que amables son todas —se reía la rubia nerviosamente.

Era un grupo muy variado de personal, pero incluso otros carnívoros respondían con precaución ante los gruñidos de un extraño, por lo que Catra se aclaró bien la garganta y un gruñido amenazante salió de su pecho. Las enfermeras retrocedieron y Mermista y Adora la voltearon a ver, algo sorprendidas. Con las orejas bajas y los ojos oscuros, la sátira, una mariposa e incluso la gata se alejaron comprendiendo que ya se les había acabado el tiempo de admirar a la rubia. Una humana y dos elfas, persistieron pero ellas eran presa para Mermista.

—Gracias a todas, pero es hora de volver al trabajo —dijo dando una palmada y por salieron de su vista.

Pero era turno de los doctores. Viejos colegas saludaban a Adora e incluso ésta presentó a Catra con varios de ellos, que estaba seria y trató de ser educada. Una o dos doctoras más también se pasaron de confianzudas con la rubia, que les sonreía gentil y agradecía sus buenos deseos. Catra no tenía idea de cómo sería la convivencia de Adora en el hospital, o si algo se sabía de sus encuentros con Mermista, o si es que eran abiertas acerca de su situación en el trabajo, pero aunque algunos machos se acercaron, ninguno intentó coquetear con Adora como sí sus pares femeninas. Quizás solo Catra tuvo más difícil adivinar los gustos de su She-ra personal.

Segunda RondaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora