Paseo

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Hola!

Miren eso, actualizando antes de un mes uwu

Se supone que ya voy a la mitad de los capítulos que tenía vislumbrados para este fic y todavía no toca la escena que quería escribir desde el principio jaja

En tres o cuatro capítulos al fin podre insertarla.

En fin, deseo que lo disfruten.


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Después del segundo café, Catra tuvo que disculparse para pasar al baño.

Adora se quedo en su propia sala, mirando su taza vacía también. Catra no se dedicaba al aspecto clínico ni terapéutico de su profesión por lo que se sentía más cómoda de platicar con ella sin temor a que la estuviera analizando. Y era estimulante compartir acerca de sus profesiones. Eso casi no había pasado, sus pláticas siendo afines al ejercicio, constantemente el embarazo de Kate, incluso las salidas de Catra, lo que pensaba de Luna Brillante y a veces todavía de lo poco que conocía Adora de Media Luna. Pero en general cosas de adultos, alguna vez de política, de espiritualidad. Catra tenía opiniones acerca de todo. Y opiniones fundamentadas.

Platicaron de sus campos, comparando puntos de vista entre los niños que trataba Adora y los adultos en edad laboral que Catra había estudiado y atendido.

El trabajo de la magicat nunca fue dar terapia, sino buscar que el ambiente en toda la organización fuera óptimo y agradable para cada individuo. Ayudar a resolver conflictos entre facetas y también muy administrativo.

Cuando Catra regresó del baño, vio a Adora arreglando más el comedor y corriendo las cortinas para dejar entrar el sol y la brisa. Con sus pasos felinos, la anfitriona no la escuchó, por lo que se pudo quedar ahí, observándola en su propio ambiente.

¿Cómo es que podía ser tan hermosa sin proponérselo?

Antes de que Adora la descubriera espiándola, hizo que entraba a la estancia aclarándose la garganta. Adora dejó de acomodar los sazonadores sobre la mesa por quinta vez y volvió su mirada a Catra con una sonrisa, todavía no sabía ni cómo ni si era buena idea preguntar sobre más detalles de la noche.

—Hey, Catra... Oye, quisiera saber si tú... —Los ojos de Catra se le clavaron con intensidad y ya no encontró las palabras. Los ojos bicolores eran atentos y había una emoción que Adora no había notado antes, pero los labios estaban apretados en una línea dura, con las orejas un tanto encogidas. Adora también apretó los labios y miró a la ventana y las cortinas moviendose —¿Te gustaría dar un paseo? Hace un día muy bonito.

Catra parpadeó y su expresión se relajo un tanto, para levantar las orejas de nuevo casi de inmediato.

—Sí, vamos.

Adora movía inquieta un pie mientras le daba vueltas a una taza entre sus manos. Sobre la mesa redonda, frente a ella, estaba el sobre roto con la hoja doblada que le había anunciado su nuevo destino.

Adora, urgh. Solo con una persona nerviosa basta —Pidió exasperada Mermista, regresando a reclinarse en la silla del escritorio de Bow. La pieza de mobiliario más cómoda disponible.

Lo siento, Ista. No puedo evitarlo —Respondió la rubia con poca energía.

Bow ya no debe de tardar. Y es como, el chico más dulce del mundo. Tranquila —Dijo con voz apagada.

Había estado todo el día con Adora, perdiendo clases y ayudándola a calmarse. En la mañana había ido por el almuerzo mientras la otra estudiante de medicina se duchaba y ponía presentable. Rehidratada, alimentada y limpia, Adora se sentía mejor. Su mente estaba más clara y la presencia pragmática de Mermista la apoyaba a centrarse. Sabía que Mermista era perfectamente capaz de burlarse a su costa, de apostar en su contra incluso, pero cuando las cosas se ponían serias, es a quien puedes llamar para esconder un cuerpo.

Segunda RondaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora