Isabell
El viaje fue largo y tortuoso.
Tengo los músculos engarrotados así que cuando me pongo de pie estirándolos duele un poco, creo que incluso escuché un crack proveniente de mi espalda.
Las últimas horas han sido un poco caóticas y algo muy dentro de mí me dice que aún no estoy ni en la punta del iceberg. Debería empezar a prepararme para cualquier situación que pueda ocurrir.
Papá también se levanta del cómodo sillón blanco en el que pasamos todo el viaje con la vista fija en lo que tiene entre sus manos, está enviando un mensaje desde su teléfono por la velocidad a la que teclea, simultáneamente mamá guarda la revista que se encontraba leyendo.
Es envidiable lo bien que lucen ellos dos siempre.
Papá viste un inmaculado traje de color negro sin corbata y con los dos primeros botones de su camisa blanca desabotonados, fue más de una hora de vuelo y su traje no tiene ni una arruga, aparte le sienta como anillo al dedo haciéndolo lucir atractivo. Y la realidad es que mi papá no aparenta tener 43 años.
Conserva la misma apariencia de unos años atrás, las arrugas son casi inexistentes, es como si el tiempo no le cobrara factura porque está muy bien conservado. Aparte a mi padre le gusta mantenerse en forma así que constantemente hace ejercicio.
Mamá no se queda atrás, ella está usando una blusa de color rosa palo de mangas largas que tiene un lindo lazo en el área del cuello junto a un pantalón de lino de color beige que se ajusta perfectamente a sus caderas y lo combina con unos tacones de aguja con punta fina de color negro que la hacen lucir muy elegante.
Mis padres siempre lucen pulcros y como si estuvieran listos para una sesión de fotos. Se complementan de una forma tan increíble que ninguno opaca al otro, ambos resaltan por sí solos y son la envidia de todos vayan a donde vayan.
Salgo de mis cavilaciones cuando papá se detiene en la puerta del avión y procede a mirarme.
Tomo lo poco que traje y salgo del avión.
En Berlín, que es a donde papá dijo que debíamos venir, hace un calor impresionante. Es pleno medio día y a diferencia de las calles nubladas de Plymouth aquí el sol brilla en todo su esplendor sin nada que lo estorbe.
Abordamos el auto que papá alquiló previamente y nos dirigimos a donde nos hospedaremos en esta breve visita.
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—Buenas noches, quiero 2 de sus mejore suites —habla papá con la recepcionista y yo me alejo del mostrador observando todo a mi alrededor.
No es la primera vez que estoy en un hotel de lujo, pero siempre me quedo encantada con todo lo que pueden llegar a tener.
A veces cuando veo todo demasiado ostentoso suelo concentrarme en los pequeños defectos que encuentro y que tal vez alguien más pasaría por alto creyéndome algún crítico importante.
Me río de mi propia jugada.
Este hotel cuenta con buenas vistas de la ciudad y es un punto a su favor.
Pese a todo lo bonito que se está el hotel no veo la hora de por fin estar en la habitación descansando. Ya extraño mi cama.
Cuando ya nos han asignado nuestras habitaciones papá me entrega la tarjeta de acceso de la que me corresponde recordándome que dentro de dos horas partiremos al lugar donde según él voy a entender más.
Subimos hasta nuestro piso en el ascensor y deslizo la tarjeta dorada en la ranura de la cerradura electrónica. Una luz verde parpadea una vez y la puerta se abre permitiéndome el paso a mi cuarto donde entro arrastrando mi maleta.
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Tiro a ciegas © [TERMINADA]
Mystery / ThrillerIsabell Müller siempre ha tenido una maravillosa vida, no le hace falta nada. Para su décimo noveno cumpleaños su deseo era ir con su amiga a un festival, claro que entre sus planes no estaba encontrar a un hombre moribundo en medio de la carretera...