Isabell
Trato con todas mis fuerzas de ignorar lo bien que luce y lo mucho que me prende con ese porte serio y en su lugar me enderezo apoyando las dos manos en el mármol en busca de firmeza ya que mis piernas amenazan con hacerme caer de rodillas en cualquier momento, una vez derecha lo miro a través del enorme espejo y lo atrapo mirando hacia mis nalgas. Toso un poco tratando de desviar su atención de esa zona y a cambio se relame los labios mientras desliza la mirada, muy malditamente lento, por todo mi cuerpo.
Cuando me mira a los ojos lo que capto en los suyos es tan abrazador que me deja una sensación de ardor en cada poro de mi piel. Tratando de encontrar estabilidad me giro enfrentándolo cara a cara y cuando temo que el leve temblor en mis piernas me delate apoyo mis caderas en el borde del lavabo, cruzo mis piernas con parsimonia y alzo mi barbilla en su dirección.
—¿El alcohol te ha jodido el cerebro que no viste que este es el baño de damas? —inquiero con la voz tan firme como puedo.
—Sé perfectamente que este es el baño de mujeres, no soy analfabeta —me contesta tosco con la voz algo ronca.
Su mirada se dirige brevemente a mis piernas desnudas y siento la necesidad de bajar un poco mi falda ya que al cruzar mis piernas se subió un poco por mis muslos, pero me abstengo de hacerlo a último momento porque si él me va a descontrolar solo con como luce es justo que yo haga lo mismo.
«Concéntrate, Isabell» Me regaña mi conciencia y trato de hacerle caso.
—¿Qué mierda haces aquí entonces?
—Tenemos que hablar —me responde con algo oscuro brillando en su mirada.
—¿Quieres hablar en el baño de una discoteca? —frunzo el ceño sin darle crédito a lo que dice.
—No puedo arriesgarme a que nos vean juntos, este es un buen lugar si queremos ser discretos.
«¿Qué bicho le picó a este?»
—No te estoy entendiendo, Dominik. Ayer me dijiste que te alejarías de mí y ahora estás invadiendo mi privacidad pidiendo hablar. ¿Qué carajos pasa contigo?
Él tensa la mandíbula aún más y soy capaz de oír sus dientes rechinar por la fuerza que ejerce.
—Créeme cuando te digo que estaba dispuesto a apartarme de ti, pero al parecer tienes al peligro respirándote en la nuca.
Me tenso.
Me llega el interrogante sobre si Dominik conoce la existencia de los mensajes que he recibido o si sabe quién está detrás de ello.
Sea lo que sea que me tiene que decir percibo que no me va a gustar.
—Necesito que seas más claro, Dominik.
—¿Recuerdas que te dije que estaba en el evento de ayer por un operativo?
Asiento en señal de confirmación.
—Muy bien, pues ese día intercepté una llamada telefónica donde hablaban de no perder de vista a una chica —continúa—. Seguí a uno de los sujetos y me di cuenta de que la chica de la que ellos hablaban eras tú. No sé desde cuando te siguen ni porqué tengan ordenes de hacerlo, pero ellos también están involucrados con mi objetivo.
—¿Qué quiere decir eso? —no me gusta la dirección que está tomando esto.
—Quiero decir, Isabell que el mismo tipo que yo tengo órdenes de matar a toda costa está interesado en ti, o por lo menos, está relacionado con quién te está vigilando los pasos.
Me quedo en silencio analizando la información.
Si está cazando a alguien debe ser porque es una lacra como persona y si ese alguien es quién me está vigilando no estoy a salvo. No me quiero ni imaginar lo que es capaz de hacer para salirse con la suya.
ESTÁS LEYENDO
Tiro a ciegas © [TERMINADA]
Misterio / SuspensoIsabell Müller siempre ha tenido una maravillosa vida, no le hace falta nada. Para su décimo noveno cumpleaños su deseo era ir con su amiga a un festival, claro que entre sus planes no estaba encontrar a un hombre moribundo en medio de la carretera...